Con algo de fresquito a primera hora, nos hemos juntado en la Plaza Mayor
en la jornada de hoy un grupito compuesto por Eltiolavara, Perejil, Transcastro,
Alberto, Jorge, Horacio y Rafa por el Club, además de Javi de El Encinar.
Con unas cervecitas prometidas por Transcastro al finalizar la ruta, se hacía
“necesario” estar pronto de vuelta, así que con ese fin unos minutos después de
las nueve echamos a rodar desde la Plaza Mayor de Villa del Prado poniendo rumbo sur
para abandonar Villa del Prado por el antiguo trazado del ferrocarril
Madrid-Almorox, por el que llegamos hasta la pista asfaltada que enlaza la
carretera M-507 con la ermita de La Poveda, donde giramos a la izquierda para
tomar durante unos metros la misma y a continuación desviarnos a la derecha
para por un camino llegar hasta la carretera M-507.
Cruzamos la
carretera para incorporarnos al camino del Molino de Rodeles, que recorrimos
hasta enlazar con el camino-sendero que transcurre por detrás del Safari Park,
y por el que llegamos hasta la carretera de Picadas, incorporándonos a la misma
para realizar un rápido ascenso para terminar de calentar las piernas antes de
descender hasta el muro del embalse.
Allí
comenzamos a rodar a buen ritmo sorteando los charcos que todavía quedaban
desde las últimas lluvias para recorrer todo el bonito entorno de la vía verde
de Picadas hasta llegar junto a la depuradora de Pelayos, continuando después
por el senderito que bordea el cerro del Cubo para después pasar bajo la
circunvalación de la carretera M-501 (doblando el lomo) por un tubo y bordear
también la nueva estación de tratamiento de aguas de Pelayos.
Cruzamos la
carretera y pasando por la gasolinera de Pelayos nos dirigimos hacia las
cercanías del muro de San Juan, donde íbamos a comenzar con la zona más bonita
de la jornada a la vez que “durilla”, empezando con una primera subida hacia el
cerro de San Esteban para a continuación tomar una trialera de bajada con
algunas piedras y un par de pinos tronchados por el viento que nos llevó hasta
las cercanías del embalse de San Juan, recorriendo un precioso sendero junto al
mismo hasta llegar a la arena del embalse, donde paramos durante unos minutos
para hacernos una fotito.
Retomamos la
marcha y ahora tocaba de nuevo ascender, ésta vez por la cara norte del cerro
haciendo frente a algún tramo técnico de raíces y sobre lanchas de piedra que
aunque algo durillo resulta muy bonito y divertido, y que realizamos hasta que “a
medio cerro” hicimos al solecito la “parada barrita” de la jornada,
coincidiendo con el punto desde el que comenzaba el sendero por el que íbamos a
realizar el siguiente tramo de bajada.
Y tras
reponer fuerzas, retomamos las burras para acometer una primera bajada por un
estrecho senderito con un par de escalones técnicos y enlazar después con lo
que nosotros llamamos “los toboganes”, que se trata de un bonito tramo de
senderos “sube-baja” entre los pinos por el que continuamos bajando hasta
llegar a las cercanías de las ruinas del monasterio de Santa María la Real en
Pelayos.
Una vez
bordeado todo el cerro de San Esteban y habiendo disfrutando de sus senderos,
llegaba el momento de poner rumbo de regreso al pueblo, para lo que nos
dirigimos hacia la carretera M-501 para pasar bajo la misma por un puente y dirigirnos
hacia la Cañada de Talavera, donde el grupo se dividió en dos, ya que Perejil y
Horacio “nos les molaba la idea” de hacer la subida y decidieron regresar al
pueblo recorriendo de nuevo la vía verde de Picadas.
Los
restantes, Eltiolavara, Jorge, Transcastro, Javi, Alberto y Rafa comenzamos a
ascender por la Cañada de Talavera a ritmo alto, con un trío en cabeza formado
por Rafa, Transcastro y Javi que conseguimos dar alcance a otro “biker” que
habíamos visto desde abajo “luchar contra las cuestas”.
Paramos en
el alto para reagruparnos tras la subida y reanudamos la marcha hasta llegar a
la laguna que forma el arroyo de Las Labores, donde nos incorporamos al antiguo
camino de Pelayos de la Presa a Villa del Prado para comenzar un nuevo tramo de
subida, aunque ésta vez por camino y donde de nuevo volvimos a “dar caza” al “biker”,
ya que nos había pasado mientras esperábamos para reagruparnos tras la subida
de asfalto.
Pasando
bastante calor durante una subida en la que “nos sobraba” ropa, llegamos al
alto en la ladera del cerro Rojo y tuvimos otra “parada de reagrupamiento” antes
de comenzar el descenso hasta el pueblo, donde echamos de menos durante unos
minutos a Eltiolavara, que al llegar nos comentó que había roto la cadena al
inicio de la subida y que había tenido que parar a arreglar la avería, de ahí
su retraso.
Una vez
reagrupados, emprendimos el descenso final hacia el pueblo desviándonos más
adelante a la derecha como es habitual para continuar bajando por el divertido
senderito que conduce hasta el depósito del agua de Villa del Prado, desde
donde sólo nos restaba un último tramo de descenso entre los tomillos hasta
llegar al pueblo.
Desde allí
nos dirigimos hacia la Plaza Mayor con el objetivo de dar cuenta de las
cervecitas a la salud de Transcastro por su cumpleaños, donde nos encontramos
de nuevo con Horacio y Perejil que llegaban a la vez que nosotros después de
una bonita ruta de unos 41 kilómetros en la que hemos disfrutado de bastantes
senderos además de acompañarnos una buenísima climatología que por momentos ha
hecho que “echáramos de menos” la manga corta.
Y así terminamos la jornada “hidratándonos” al solecito, ya que………¡¡no todo
va a ser dar pedales!!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario