En una nueva jornada veraniega nos hemos juntado en la Plaza Mayor a la
hora de siempre un buen grupito compuesto por los miembros del Club Transcastro,
Noesperoanadie, Perejil, Jose y Rafa. Además se unieron a nosotros Juan Pedro “Tresme”,
Paco “el Máquina” y su hijo Abraham, y “Los Caracoles” Mariano y Jorge.
Como no había muchas ganas de empezar “p’arriba”, comenzamos la ruta
abandonando la Plaza Mayor con rumbo sur para dirigirnos a tomar la carretera
M-540 durante unos metros desviándonos a continuación a la derecha para
incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y rodando a
buen ritmo llegar hasta la finca "La Blanca", donde giramos a la izquierda
para volver a salir de nuevo a la carretera M-540.
Tras rodar un kilómetro por la carretera nos desviamos a la derecha en la
entrada de la urbanización “Las Hoyas” para tomar un sendero entre las jaras y
las encinas por el que fuimos bordeando la urbanización hasta llegar a las
casas de Valdeolivas, y desde allí dirigirnos hacia Almorox.
Al enlazar con el antiguo trazado del ferrocarril, tuvimos que realizar una
parada para arreglar un pinchazo de Jose, que últimamente está “en racha” con
los pinchazos, y continuamos después la marcha hasta Almorox, donde nos
dirigimos hacia el cementerio haciendo allí una breve paradita para reponer
agua.
Retomamos la marcha, y tras una bajada hasta el arroyo de Tordillos
comenzamos con la primera subida de la jornada, tomando el camino de los
Enebrales para hacer frente a unas buenas rampillas de hormigón donde “el
abuelo” del grupo, Paquito, con sus 58 “castañas” nos dejó a todos “tiraos” y
con la moral por los suelos.
La subida por el camino de Los Enebrales nos llevó a salir a la carretera
M-544, que tomamos durante unos metros a la derecha para enlazar con la Cañada
de Talavera y realizar allí a la sombrita de los pinos la “parada barrita” de
la jornada.
Tras los minutillos de relax, reanudamos la marcha por la Cañada de
Talavera y “picando hacia arriba” recorrimos un par de kilómetros hasta
desviarnos a la izquierda por un camino para dirigirnos hacia Cadalso de los
Vidrios.
Continuamos por el camino hasta salir a una pista asfaltada a la que nos
incorporamos para continuar rodando por ella hasta llegar a la cantera del
Lanchar de la Osa, que fuimos bordeando para continuar por varios caminos hasta
llegar a los restos del antiguo Molino de Cadalso de los Vidrios, del siglo XV,
donde de nuevo hicimos una paradita para una foto.
Reanudamos la marcha y continuamos por el camino de la depuradora de
Cadalso (junto a la que se ubica el molino) hasta salir a la carretera M-542,
donde a pocos metros hicimos una nueva parada para reponer agua fresquita en
una fuente junto a la misma antes de continuar la marcha por la carretera para
llegar hasta el pueblo de Cadalso, tomando a continuación durante unos metros
la carretera M-507 para bordear el pueblo y poder enlazar con el camino del
Canto del Agua poniendo así rumbo de regreso al pueblo.
Pasando por delante de la Peña Muniana (Peña de Cadalso) rodamos a buen
ritmo por el camino del Canto del Agua para a continuación descender hasta el arroyo
de Labros, para afrontar después una buena subida por un cortafuegos y después
un camino por el que salimos a la carretera N-403 junto a la laguna del Pozo
Alcornocoso.
Con las fuerzas ya flaqueando, cruzamos la carretera para hacer frente al
último tramo de subida de la jornada que nos llevó hasta la Cañada de Talavera,
donde de nuevo tuvimos que hacer una parada obligada por pinchazo, esta vez en
la rueda trasera de Rafa, que venía con un abrojo “de recuerdo” desde Cadalso.
Mientras arreglábamos el pinchazo, Mariano, Jorge y Juan Pedro, que tenían
algo de prisa, continuaron el camino hacia el pueblo, mientras que el resto
esperamos a que estuviera reparado el imprevisto para continuar la marcha por
la Cañada de Talavera hasta desviarnos a la derecha para tomar el antiguo
camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado y afrontar la última
parte de la ruta.
Antes de afrontar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la
izquierda para tras pasar una puerta, tomar el camino que discurre por la
ladera del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera abandonada y
enlazar así con el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos.
Tras recorrer unos metros el camino, nos desviamos a la derecha para tomar
el divertido senderito que lleva hasta detrás del depósito del agua de Villa
del Prado, desde donde continuamos bajando por un sendero entre los tomillos
hasta salir al inicio del camino de Villa del Prado a Pelayos.
Al final nos ha salido una bonita rutilla de unos 45 kilómetros bastante
"rompepiernas" en la que la climatología nos ha deparado una nueva
jornada calurosa aunque llevadera, disfrutando como siempre de la bici, el
campo y la compañía.
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