En esta jornada tocaba una
realizar una ruta de las que mensualmente realizamos “con desplazamiento”,
habiendo preparado para la ocasión una preciosa ruta con salida y llegada en
Cercedilla, para lo que nos desplazamos hasta esa localidad de la sierra norte
madrileña.
Habíamos quedado a las siete y
media en la estación de autobuses, donde nos dimos cita Eltiolavara, Perejil, Transcastro,
Noesperoanadie, Horacio y Rafa, además de Jorge de “los Caracoles”, que se unía
a nosotros para realizar esta ruta.
Tras apañar “las burras” en el
camión de Transcastro, nos dirigimos hacia Aldea del Fresno, donde nos
esperaban Alberto y Jose y donde paramos para recogerlos antes de continuar
camino de Cercedilla, donde también nos esperaba Carlitos, al que llevábamos
unos cuantos meses sin ver.
Llegamos a Cercedilla minutos
antes de las nueve, realizando a continuación los preparativos oportunos y comenzando
a rodar haciendo frente a una buena cuestecilla de asfalto hasta enlazar con el
camino Puricelli, que discurre entre la estación de Cercedilla y el Hospital de
la Fuenfría por el interior de un cerrado pinar recorriendo un trazado paralelo
al de la carretera de las Dehesas y por el que poco a poco fuimos “entrando en
calor”.
Después de rodar por preciosos senderitos
entre los pinos y helechos, tomamos un trozo de carretera que nos llevó a
enlazar con la pista que sube al puerto de la Fuenfría, donde al tomar contacto
“con buen firme” el grupo se dividió según “las patas” del personal, realizando
cada uno la subida a su ritmo hasta llegar al mirador de Vicente Aleixandre,
donde nos reagrupamos todos para hacernos una fotito de grupo y disfrutar de
las vistas.
Reanudamos la marcha para
continuar con un ascenso más suave que unos cuatro kilómetros más adelante nos
llevó hasta el mirador de La Calva (o de La Reina), desde el que se tienen unas
impresionantes vistas de todo el valle de la Fuenfría y los picos de la sierra.
De nuevo tras unos minutillos de
relax y las oportunas fotos continuamos para afrontar los últimos metros hasta
llegar a el alto de la Fuenfría, desde donde sin detenernos continuamos por la
vereda del Infante hacia el Collado de Marichiva, donde al solecito hicimos una
“parada barrita” para reponer fuerzas.
Desde allí tomamos realizamos a
continuación una corta pero bastante “pedregosa” bajada que nos llevó hasta el Valle
del Río Moros. Con los brazos “dormidos” de tanto “rebote” por las piedras,
llegamos hasta una pista que recorre el valle por su lado sur y que nos llevó a
bordear el embalse de El Espinar llegando a continuación hasta el embalse del
Tejo, donde de nuevo hicimos otra paradita.
Precisamente en ese tramo tuvimos
“el susto de la jornada” ya que rodábamos junto a otro grupo de gente cuando no
sabemos por qué (un despiste quizá) un chaval arrolló por detrás a Eltiolavara
con el resultado de terminar los dos por el suelo, aunque por suerte sin
consecuencias graves quedando el otro chaval bastante magullado y aturdido
(nuestro “Tiolavara” está hecho “un toro” y continuó sin problemas más
preocupado por los arañazos de su bici nueva).
Tras visitar el embalse de El
Espinar, continuamos rodando cómodamente por una pista descendente en paralelo
al río Moros hasta desviarnos a la izquierda para tomar la Senda del Arcipreste
que transcurre por un escenario espectacular, comenzando con una primera parte
más sencilla para a continuación hacer frente a unos tramos pedregosos en los
que tuvimos que echar pie a tierra durante algún metro (pero ni de lejos lo que
esperábamos después de lo que algunos habíamos leído y donde la gente decía que
había que subir con la bici al hombro porque era “inciclable”).
La realidad es que sin ser “unos
fenómenos” pero con voluntad, buena dosis de técnica y por supuesto unos buenos
“arreones” de piernas, algunos de nosotros subimos bastantes tramos de piedras
sobre la bici realizando únicamente algunas pequeñas paradas de tres-cuatro
metros, con lo que pasamos de forma rápida y divertida la “temida” Senda del
Arcipreste que…..¡¡No es pa tanto!!.
A continuación tras un corto
tramito de sendero comenzábamos a bajar por un sendero-cortafuegos cuando….¡¡Pum!!,
¡¡reventón de Nosperoanadie!!, con lo que tuvimos que dedicar unos minutillos a
subsanar el imprevisto antes de continuar bajando por el sendero hasta salir al
camino de Los Lomitos.
El camino de Los Lomitos es una pista
rápida con un tramo intermedio de ligera subida que recorrimos a buen ritmo
hasta llegar a la fuente de La Solana, donde hicimos la última paradita de la
jornada para echar un traguito de agua de la sierra antes de realizar el descenso
final hasta Cercedilla, con un tramo final donde nos esperaba un corto pero
divertido sendero que nos dejó en la misma calle por la que habíamos comenzado
la ruta.
Y así concluimos una preciosa
rutilla de algo más de 41 kilómetros en la que hemos pasado fresquito en
algunos tramos de la jornada sobre todo cuando rodábamos “a la umbría” y
recorriendo un entorno espectacular de pinares por la sierra madrileña.
Para terminar la jornada y como
es habitual, en los coches nos esperaba el avituallamiento líquido y sólido del
que dimos buena y merecida cuenta mientras entre risas comentábamos los
pormenores de la ruta y otras cuestiones varias……..
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