martes, 14 de julio de 2020

Domingo 12 de julio de 2020 (Menos calorcito del habitual)


Tras la bonita ruta del domingo pasado por tierras de Cebreros, hoy de nuevo tocaba recorrer “nuestros dominios”, y para ello en una jornada con menos calor del que últimamente estábamos pasando nos hemos reunido en la Plaza Mayor a la hora habitual un sexteto compuesto por Noesperoanadie, Transcastro, Nacho, Senderitos, Horacio y Rafa.
Minutos después de las nueve y sin un destino concreto echamos a rodar con rumbo norte para abandonar el pueblo por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, con ritmo tranquilo para realizar los cinco kilómetros de la subida y reagruparnos al solecito en el alto en la ladera del cerro de Santa Lucía para desde allí continuar con dirección hacia la Cañada de Talavera.
Cruzamos la cañada y mientras continuábamos por el cortafuegos con dirección a San Martín, Senderitos propuso internarnos en la finca de La Granjilla para desde allí dirigirnos hacia la vía pecuaria del arroyo del Boquerón, así que “dicho y hecho”, pasamos por el agujero que hay en la valla y tomamos un sendero y a continuación un camino por el que llegamos hasta la carretera N-403, a la que nos incorporamos durante unos metros para desviarnos a posteriormente a la izquierda y tras pasar por la laguna del manantial del Andrinoso dirigirnos hacia el comienzo de la vía verde del Boquerón.
Una vez en la vía pecuaria, “enfilamos” hacia abajo y rodando a buen ritmo “a favor del terreno” llegamos hasta un desvío donde giramos a la derecha para incorporarnos al GR-10 y tras hacernos la “fotito de grupo” poner rumbo hacia San Martín de Valdeiglesias, donde al llegar nos dirigimos hacia la antigua estación del tren para realizar allí la “parada barrita” de la jornada además de reponer “líquido elemento”.
Tras la parada para reponer fuerzas, reanudamos la marcha para continuar por el GR-10 hacia Pelayos de la Presa, donde con Nacho en cabeza tirando del grupo con un ritmo infernal de casi 50 km/hora nos plantamos enseguida, teniendo que hacer una parada para solventar un pinchazo en la rueda trasera de Noesperoanadie.
Llegamos hasta la gasolinera de Pelayos junto a la carretera M-501 y bordeamos la nueva estación de tratamiento de aguas de Pelayos para después pasar bajo la M-501 por un tubo y rodar en paralelo a la misma bordeando a continuación el cerro del Cubo para enlazar con el comienzo de la vía verde de Picadas.
Comenzamos a recorrer la vía verde con la “grata sorpresa” de que no había casi nadie, cosa extrañísima después de ver como estaba la zona los domingos anteriores, en los que incluso teníamos que parar al coincidir con multitud de ciclistas y viandantes.
Esta vez con tranquilidad (al contrario de lo que es habitual), recorrimos toda la vía verde para realizar el posterior ascenso por la carretera y reagruparnos todos en el alto para desde allí descender por la carretera hasta desviarnos a la derecha para tomar el camino que va por detrás del Safari-Park hasta llegar a la carretera M-507, donde cruzamos la misma para incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y regresar al pueblo.
Tras una ruta de unos 50 kilómetros ya estábamos de regreso en el pueblo, y para no perder las “buenas costumbres” adquiridas últimamente, nos dirigimos a “dar buena cuenta” de unas cervecitas fresquitas que claro está nos supieron a gloria, y eso que al estar algo nubladillo la jornada transcurrió con una temperatura mucho más agradable de lo habitual los últimos días.

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