Tras el “paréntesis” en nuestras salidas motivado por
las fiestas patronales, listos para dejar atrás los excesos y volver a los
“domingos sanos” nos hemos reunido en la Plaza Mayor a las 9,00 horas un
grupito de miembros del Club compuesto por Eltiolavara, Transcasto, Horacio,
Nacho, Alberto y Rafa, uniéndose también a nosotros Juan Carlos, el “Presi” de
la U. C. Villa del Prado.
Para empezar pronto a “sudar los cubatas” de las
fiestas y de paso intentar no encontrarnos mucho barro después de los
chaparrones caídos la noche anterior decidimos tirar “p’arriba”, para lo que abandonamos
el pueblo por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias, realizando a
ritmo tranquilo (no estábamos para “alegrías”) los casi cinco kilómetros de
ascensión hasta llegar al alto en la ladera del Cerro Lucía, donde hicimos una
parada de reagrupamiento tras realizar cada uno la subida “como buenamente
pudo”.
Continuamos después la marcha por el camino para unos
metros más adelante desviarnos a la derecha para incorporarnos a un cortafuegos
por el que rodando en paralelo al arroyo de La Puebla enlazamos con un camino
por el que continuamos ascendiendo suavemente por la ladera del Cerro de la
Puebla hasta llegar a un “alto” entre este cerro y el Cerro Temblón, donde nos
desviamos a la izquierda para comenzar a subir de nuevo por un cortafuegos.
Tras unos metros de subida por el cortafuegos nos
desviamos a la izquierda para tras una barrera incorporarnos a un camino que
recorre toda la falda del Cerro de la Puebla durante “poco más” de un kilómetro
con unas buenas vistas hacia el sur hasta salir al cortafuegos que va desde la
cima del cerro de la Puebla hasta el camino de San Martín (y que separa los
términos municipales de San Martín y Villa del Prado).
Atravesamos el cortafuegos y tomamos un sendero por la
cara norte del Cerro de la Puebla, donde tras unos metros de pedaleo, tuvimos
que echar “pie a tierra” para subir un rampón del 28% de inclinación para
después descender hasta la Cañada de Talavera, cruzando la misma para a
continuación comenzar a ascender por el camino de Valdenoches.
Al llegar al alto, decidimos meternos por el sendero
que recorre la cara norte del cerro Valdenoches, que al haberse “cerrado” por
las jaras nos hizo “calentar” los dedos de las manos a base de “varetazos” al
ir golpeando con los manillares con las jaras de los lados.
El sendero nos condujo hasta el camino que recorre la
cara norte del cerro Valdenoches y del Alto de la Mira, al que nos incorporamos
para recorriendo la zona de “La Bardera” dirigirnos hacia una fuente que
descubrimos recientemente y donde hicimos la “parada barrita” de la jornada.
Reanudamos después la marcha y continuamos por el
camino hasta llegar a la carretera M-541, Cruzando la misma para continuar
“sendereando” entre los pinos por la zona de “La Corcobada” y “La Cancha”, y
dirigirnos hacia la zona de “El Canto del Guarro”, donde pusimos rumbo hacia la
trialera que allí se encuentra y por la que realizamos un descenso con bastantes
precauciones.
Tras un tramo de sendero llegamos hasta las cercanías
de la carretera M-501, tomando durante aproximadamente un kilómetro un camino
que transcurre en paralelo a la misma hasta desviarnos a la derecha para tomar
otro camino por el que llegamos hasta la cantera del cerro de Las Colmenas,
donde de tuvimos que hacer frente a un buen ascenso de unos dos kilómetros y
medio hasta enlazar con el camino de la Fuenfría para desde allí poner rumbo de
regreso al pueblo.
Por el camino de la Fuenfría llegamos hasta la Cañada
de Talavera, que atravesamos para enlazar con el camino de San Martín de
Valdeiglesias a Villa del Prado, que recorrimos hasta desviarnos a la izquierda
para antes de comenzar el descenso final hasta el pueblo tomar el camino que
recorre la ladera del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera
abandonada y enlazar a continuación con el antiguo camino de Villa del Prado a
Pelayos de la Presa, recorriendo unos metros por el mismo hasta desviarnos a la
derecha y tomar como es habitual el divertido senderito que lleva hasta detrás
del depósito del agua de Villa del Prado y continuar desde allí hasta el pueblo.
Por fin después de muchos meses hemos podido disfrutar
del campo con un poco de humedad, que falta hacía tras tanto tiempo sin llover,
realizando una buena rutilla de casi 36 kilómetros que nos ha servido para ir
poniendo las piernas a tono tras el parón por las fiestas con vistas a nuestra participación
en “La Talajara” dentro de un par de semanas.
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