martes, 5 de marzo de 2019

Domingo 3 de marzo de 2019 (Visitando "Casa Quemada")


De nuevo el domingo ha amanecido con “muy buena pinta”, y dispuestos a disfrutar de la bici en esta jornada nos hemos reunido en la Plaza Mayor a nuestra hora habitual un grupo compuesto por Eltiolavara, Horacio, Transcastro, Senderitos, Jorge, Javichy, Nacho y Rafa, uniéndose también a nosotros Paquito “el Máquina” y su hijo Abraham.
Como había en el grupo algunos que no lo conocían, decidimos visitar “Casa Quemada” para disfrutar de las vistas del embalse de San Juan, así que con ese destino el grupo echó a rodar con rumbo norte para dirigirnos hacia el antiguo camino de Pelayos de la Presa a Villa del Prado.
Comenzamos la subida y tras unos metros de ascenso tuvimos que realizar una parada para solventar un problema en la bici de Nacho, ya que se le había hecho una raja en un lateral de la cubierta trasera que tuvimos que tapar para que no se le saliera la cámara y le ocasionara un reventón.
Tras solventar el problema, el reanudamos la marcha y continuamos con el ascenso para más adelante reagruparnos todos al llegar al alto en la ladera del Cerro Rojo, donde nos tomamos unos segundos para recuperar fuerzas antes continuar ascendiendo unos metros hacia lo que llamamos “el mirador de Paco” para a continuación descender por un camino entre los pinos hasta la Cañada de Talavera.
Giramos a la izquierda y continuamos ascendiendo por la Cañada hasta enlazar con el camino de Valdenoches, por el que ascendimos hacia el cerro del mismo nombre para a continuación descender por el cortafuegos y comenzar a ascender de nuevo hacia el cerro de Las Mucas por el cortafuegos haciendo frente a un buen rampón del 22%.
Cuando ya hubimos “coronado” todos, paramos para hacernos una fotito de grupo, incluyendo a nuestro amigo Jorge de Sevilla la Nueva, que apareció por allí de repente, para a continuación realizar el descenso hacia Pelayos de la Presa por las famosas “Zetas de Pelayos”, donde al llegar abajo tuvimos que esperar unos cuantos minutos a que llegaran Javichy y Paco, que se habían tomado la bajada “con más precauciones” que el resto.
Nos dirigimos a continuación hacia la carretera M-501, pasando bajo la misma por un tubo para posteriormente atravesar la “Colonia de San Blas” y desde allí dirigirnos hacia el Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias, donde nos incorporamos al GR-10 en dirección hacia San Martín de Valdeiglesias.
Tras unos metros por el GR-10 nos desviamos a la derecha para comenzar a ascender por la ladera del cerro de San Esteban para dirigirnos hacia “Casa Quemada”, el bonito mirador desde el que se disfrutan unas estupendas vistas del embalse de San Juan
Y tras aproximadamente dos kilómetros de ascensión llegamos a nuestro destino, donde los que no lo conocían quedaron fascinados por las vistas y donde aprovechamos para reponer fuerzas mientras contemplábamos el paisaje y hacernos también una fotito de grupo.
Después de unos minutos de “charleta” y relax, y pensando en tomarnos unas cervecitas si llegábamos al pueblo a una “hora prudencial”, emprendimos el camino de regreso, descendiendo unos metros por el camino por el que habíamos realizado la subida para a continuación desviarnos y continuar descendiendo por senderos hasta llegar al muro de contención del embalse, donde pasamos sobre el mismo para después dirigirnos hacia la gasolinera de Pelayos de la Presa.
Para evitar tomar unos metros la carretera M-501 bordeamos la nueva estación de tratamiento de aguas de Pelayos de la Presa, pasando después bajo la carretera M-501 y rodando en paralelo a la misma hasta enlazar con el comienzo de la vía verde de Picadas, donde sorteando un buen número de visitantes (al igual que el domingo pasado) llegamos hasta el muro de la presa y continuamos después con la subida por la carretera y posterior descenso por la misma hasta desviarnos a la derecha para tomar el camino que va por detrás del Safari-Park.
Enlazando después con el camino del Molino de Rodeles llegamos hasta la carretera M-507, cruzando la misma para incorporarnos después al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y regresar al pueblo minutos después de la una tras una bonita ruta de unos 42 kilómetros.
Y tal como habíamos hablado en “Casa Quemada”, al haber llegado a una “hora prudencial” nada mejor que en la Plaza Mayor al solecito reponer los líquidos perdidos durante la ruta mientras conversábamos animadamente sobre anécdotas de la jornada.


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