jueves, 14 de febrero de 2019

Domingo 10 de febrero de 2019 (El invierno nos dá un respiro)



Ya llegó un nuevo domingo y “con un respiro” en cuanto a la climatología ha amanecido una mañana menos “fresquita” que las que hemos tenido últimamente, reuniéndonos en la Plaza Mayor a nuestra hora habitual un grupito compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Noesperoanadie, Horacio, Perejil y Rafa por el Club, uniéndose a nosotros en esta ocasión César, un amiguete de El Encinar que debutó con nosotros hace aproximadamente un mes.
Como no hacía mucho frío, era la ocasión perfecta para “darnos un respiro” y no comenzar la ruta “tirando p’al monte” como es habitual durante el invierno, así que aprovechamos para en esta jornada dirigirnos hacia la zona de Chapinería y Navas del Rey, que hacía mucho tiempo que no recorríamos.
Y con ese destino iniciamos la ruta abandonando el pueblo hacia el sureste para pasar junto a la cooperativa Virgen de la Poveda y cruzar la carretera M-952 para tomar el camino de la Aceña, por el que rodamos con dirección hacia el río Alberche para a continuación tomar otro camino que nos condujo hasta la Ermita de la Poveda.
Tras dejar la Ermita a nuestra izquierda continuamos nuestro rodar por el camino de La Poveda hasta llegar a la carretera M-507, donde nos incorporamos entonces al senderito que transcurre entre las encinas en paralelo a la misma y por el que llegamos hasta el puente de “La Pedrera”, donde pasamos por debajo del mismo y continuamos por el camino que bordea Aldea del Fresno junto al cauce del río Perales hasta llegar a la carretera M-501, incorporándonos a la misma hasta enlazar con el comienzo de la Cañada Segoviana.
Con ritmo tranquilito realizamos el ascenso, donde tras completar la “primera parte” del mismo nos reagrupamos para desviarnos a la derecha y descender por un senderito entre las encinas por la zona de “Las Esperillas”, cruzando a continuación el arroyo de la Oncalada para comenzar de nuevo a ascender hacia Chapinería por el camino de Las Labores.
Ya en las cercanías de Chapinería, nos desviamos hacia la depuradora de aguas residuales, desde donde tomamos un nuevo sendero que nos condujo hasta el “Centro de Educación Ambiental El Águila”, donde en el mirador que hay en su parte superior realizamos la “parada barrita” de la jornada, además de una fotito de grupo.
Tras reponer fuerzas, atravesamos el pueblo de Chapinería para llegar hasta una fuente donde habitualmente reponemos “líquido elemento”, continuando después nuestro recorrido para tomar un sendero que desde el pueblo nos condujo hasta la carretera M-501, que atravesamos para continuar por unos bonitos senderos por la zona de la “Huerta de los Álamos” y “Las Mojoneras” hasta salir al camino de Socaancho.
Por el camino de Socaancho llegamos hasta las cercanías de Navas del Rey, continuando después por varios senderos hasta salir al camino de Bajondillo, por el que tras rodar casi dos kilómetros nos desviamos a la izquierda para dirigirnos hacia una trialera que baja hasta el embalse de Picadas, por la que realizamos un vertiginoso descenso.
Cuando ya habíamos terminado el descenso y nos encontrábamos casi en la orilla del embalse………..”Imprevisto (y de los grandes)”. A Horacio se le metió un palo en el cambio, lo que provocó que se “retorciera” y se quedara como un churro, totalmente inservible.
Y ahí es donde nuestro mecánico Eltiolavara, sacó a relucir toda su pericia para intentar solventar el problema (que no era “moco de pavo”). Desmontó el cambio y acortó la cadena para que al menos Horacio pudiera continuar la marcha aunque fuera “despacito”, con lo que tras un buen rato “manos a la obra” por fin pudimos reanudar la marcha y continuar la ruta bordeando el cerro del Morro por la ladera del mismo para a continuación descender hasta el embalse de Picadas.
Nos incorporamos entonces a la vía verde de Picadas, por la que a pesar de que rodábamos muy despacio, de nuevo tuvimos que hacer otra parada involuntaria, ya que a Horacio se le rompió la cadena, con lo que de nuevo Eltiolavara se tuvo que “remangar” y ponerse “manos a la obra” para empalmarla y que Horacio pudiera continuar la ruta.
A ritmo de “Verano Azul”, recorrimos toda la vía verde hasta llegar al muro de la presa, continuando después con la subida por la carretera y posterior descenso por la misma hasta desviarnos a la derecha para tomar el camino que va por detrás del Safari-Park.
Enlazamos después con el camino del Molino de Rodeles y llegamos hasta la carretera M-507, cruzando la misma para incorporarnos después al antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y regresar al pueblo tras hacernos una estupenda ruta de unos 53 kilómetros en la que el “imprevisto” de las averías de Horacio nos ha provocado regresar al pueblo ya pasada la una y media, es decir, bastante más tarde de nuestra hora habitual, y encima César aún tenía que subirse a El Encinar.
¡¡Que le vamos a hacer!!. Mejor retrasarse por avería que por accidente, ¿no?

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