Ya llegó un nuevo domingo y “con un respiro” en cuanto a la climatología ha
amanecido una mañana menos “fresquita” que las que hemos tenido últimamente,
reuniéndonos en la Plaza Mayor a nuestra hora habitual un grupito compuesto por
Eltiolavara, Transcastro, Noesperoanadie, Horacio, Perejil y Rafa por el Club,
uniéndose a nosotros en esta ocasión César, un amiguete de El Encinar que
debutó con nosotros hace aproximadamente un mes.
Como no hacía mucho frío, era la ocasión perfecta para “darnos un respiro”
y no comenzar la ruta “tirando p’al monte” como es habitual durante el
invierno, así que aprovechamos para en esta jornada dirigirnos hacia la zona de
Chapinería y Navas del Rey, que hacía mucho tiempo que no recorríamos.
Y con ese destino iniciamos la ruta abandonando el pueblo hacia el sureste
para pasar junto a la cooperativa Virgen de la Poveda y cruzar la carretera
M-952 para tomar el camino de la Aceña, por el que rodamos con dirección hacia
el río Alberche para a continuación tomar otro camino que nos condujo hasta la
Ermita de la Poveda.
Tras dejar la Ermita a nuestra izquierda continuamos nuestro rodar por el
camino de La Poveda hasta llegar a la carretera M-507, donde nos incorporamos
entonces al senderito que transcurre entre las encinas en paralelo a la misma y
por el que llegamos hasta el puente de “La Pedrera”, donde pasamos por debajo
del mismo y continuamos por el camino que bordea Aldea del Fresno junto al
cauce del río Perales hasta llegar a la carretera M-501, incorporándonos a la
misma hasta enlazar con el comienzo de la Cañada Segoviana.
Con ritmo tranquilito realizamos el ascenso, donde tras completar la “primera
parte” del mismo nos reagrupamos para desviarnos a la derecha y descender por
un senderito entre las encinas por la zona de “Las Esperillas”, cruzando a
continuación el arroyo de la Oncalada para comenzar de nuevo a ascender hacia
Chapinería por el camino de Las Labores.
Ya en las cercanías de Chapinería, nos desviamos hacia la depuradora de
aguas residuales, desde donde tomamos un nuevo sendero que nos condujo hasta el
“Centro de Educación Ambiental El Águila”, donde en el mirador que hay en su
parte superior realizamos la “parada barrita” de la jornada, además de una
fotito de grupo.
Tras reponer fuerzas, atravesamos el pueblo de Chapinería para llegar hasta
una fuente donde habitualmente reponemos “líquido elemento”, continuando
después nuestro recorrido para tomar un sendero que desde el pueblo nos condujo
hasta la carretera M-501, que atravesamos para continuar por unos bonitos
senderos por la zona de la “Huerta de los Álamos” y “Las Mojoneras” hasta salir
al camino de Socaancho.
Por el camino de Socaancho llegamos hasta las cercanías de Navas del Rey,
continuando después por varios senderos hasta salir al camino de Bajondillo,
por el que tras rodar casi dos kilómetros nos desviamos a la izquierda para dirigirnos
hacia una trialera que baja hasta el embalse de Picadas, por la que realizamos
un vertiginoso descenso.
Cuando ya habíamos terminado el descenso y nos encontrábamos casi en la
orilla del embalse………..”Imprevisto (y de los grandes)”. A Horacio se le metió
un palo en el cambio, lo que provocó que se “retorciera” y se quedara como un
churro, totalmente inservible.
Y ahí es donde nuestro mecánico Eltiolavara, sacó a relucir toda su pericia
para intentar solventar el problema (que no era “moco de pavo”). Desmontó el
cambio y acortó la cadena para que al menos Horacio pudiera continuar la marcha
aunque fuera “despacito”, con lo que tras un buen rato “manos a la obra” por
fin pudimos reanudar la marcha y continuar la ruta bordeando el cerro del Morro
por la ladera del mismo para a continuación descender hasta el embalse de
Picadas.
Nos incorporamos entonces a la vía verde de Picadas, por la que a pesar de
que rodábamos muy despacio, de nuevo tuvimos que hacer otra parada
involuntaria, ya que a Horacio se le rompió la cadena, con lo que de nuevo
Eltiolavara se tuvo que “remangar” y ponerse “manos a la obra” para empalmarla
y que Horacio pudiera continuar la ruta.
A ritmo de “Verano Azul”, recorrimos toda la vía verde hasta llegar al muro
de la presa, continuando después con la subida por la carretera y posterior
descenso por la misma hasta desviarnos a la derecha para tomar el camino que va
por detrás del Safari-Park.
Enlazamos después con el camino del Molino de Rodeles y llegamos hasta la
carretera M-507, cruzando la misma para incorporarnos después al antiguo
trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y regresar al pueblo tras hacernos una estupenda
ruta de unos 53 kilómetros en la que el “imprevisto” de las averías de Horacio
nos ha provocado regresar al pueblo ya pasada la una y media, es decir, bastante
más tarde de nuestra hora habitual, y encima César aún tenía que subirse a El
Encinar.
¡¡Que le vamos a hacer!!. Mejor retrasarse por avería que por accidente,
¿no?
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