Con previsión de altas temperaturas para la jornada de hoy y habiendo
planificado en el grupo de whatsapp unas cervecitas fresquitas al final de
ruta, nos hemos reunido en la Plaza Mayor un sexteto compuesto por Eltiolavara,
Horacio, Transcastro, Noesperoanadie, Jose (al que ya era hora que viéramos “el
pelo”) y Rafa.
Tras esperar unos minutillos unos minutillos por si nos llevábamos alguna
sorpresa, decidimos echar a rodar “tirando p’arriba” para abandonar el pueblo
por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado sin ruta
predeterminada.
Realizamos la subida a buen ritmillo, ya apretando el calorcito a pesar de
ser pronto y “mirando por el retrovisor” por Noesperoanadie, quedándonos
siempre alguno en su compañía a cola de grupo temerosos de que en algún
descuido “nos diera la espantá”.
Coronamos el alto en la ladera del cerro de Santa Lucía, y continuamos por
el camino para dirigirnos hacia la Cañada de Talavera, aunque unos metros más
adelante nos desviamos a la izquierda para incorporarnos al cortafuegos
sube-baja que nos llevó hasta el arroyo del Bodegón, donde nos encontramos con
que el senderito que tantas veces hemos cogido este otoño-invierno estaba
prácticamente desaparecido entre el pasto, con lo que había que ir abriendo camino
entre el pasto con precauciones por si había algún “pedrolo” o algún agujero.
Llegamos hasta la Cañada y la atravesamos para incorporarnos al camino de
San Martín de Valdeiglesias recorriendo el cortafuegos (aún con el terreno
bastante suelto tras pasar el bulldozzer hace un par de semanas) hasta enlazar
con el camino de La Fuenfría, por el que continuamos con dirección a San
Martín.
Por el camino de La Fuenfría llegamos hasta la carretera M-541, donde hubo
que hacer una parada para arreglar un reventón que unos metros atrás había
sufrido Jose en la rueda trasera (ya lo echábamos de menos).
Tras unos minutillos “gratis” de relax, reanudamos la marcha para continuar
por el camino de La Fuenfría y posteriormente antes de comenzar a descender
hacia San Martín de Valdeiglesias desviarnos a la izquierda para tomar unos
senderos por los que llegamos hasta el “alto de Castillejos”.
A continuación realizamos un divertido descenso por senderos hasta la
carretera M-501, cruzando la misma junto a la ermita del Cristo de la Sangre
para bordear después el pueblo de San Martín de Valdeiglesias y dirigirnos
hacia la Ermita del Rosario, donde hicimos la “parada barrita” de la jornada.
Después de reponer fuerzas, continuamos la ruta por el Camino de la Nava
hasta desviarnos a la derecha y tomar el Camino de Los Molinos, que recorrimos
a buen ritmo hasta llegar a las cercanías de la urbanización Veracruz, tomando
a continuación unos metros la carretera de la urbanización para luego
internarnos en los senderos que nos llevaron hasta los pies del cerro de San
Esteban, donde ya con bastante calor comenzamos el durillo y técnico ascenso
por las lanchas de piedra para a continuación descender por unos senderos hasta
las cercanías del muro de contención del embalse, desde donde nos dirigimos a
la gasolinera de Pelayos de la Presa.
Pensando algunos ya en el bañito en el embalse de Picadas, tomamos unos
metros la carretera M-501 para dirigirnos hacia el comienzo de la vía verde de
Picadas, que recorrimos a buen ritmo hasta llegar a nuestro “sitio habitual”,
donde sin pensárselo mucho Noesperoanadie, Eltiolavara y Horacio se lanzaron
enseguida al agua.
Tras el refrescante bañito reanudamos la marcha por la vía verde hasta
llegar al muro de la presa y continuamos después con la subida por la carretera
y posterior descenso por la misma hasta desviarnos a la derecha para tomar el
camino que va por detrás del Safari-Park hasta llegar a la carretera M-507, donde
cruzamos la misma para incorporarnos al antiguo trazado del ferrocarril
Madrid-Almorox y regresar al pueblo.
Y tal como habíamos hablado, nos dirigimos hacia la Plaza Mayor, lugar de inicio
de la ruta, para tomarnos unas cervecitas fresquitas, que “entraron como el
agua” tras realizar una bonita ruta de unos 44 kilómetros en la que sin ser “asfixiante”,
ya se nota por el calor que estamos en pleno veranito.
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