martes, 21 de noviembre de 2017

Domingo 19 de noviembre de 2017 (Otra jornada de investigación)



Tras el rutón del domingo pasado por tierras de Piedralaves volvemos a nuestros dominios, y en una mañana que ha amanecido con un fresquito considerable nos hemos reunido un grupo reducido compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Noesperoanadie, Mariano y Rafa, uniéndose a nosotros nuestro amigo Javi de El Encinar, al que llevábamos varias semanas “sin ver el pelo”.
Para esta jornada estaba previsto investigar un nuevo camino desde la Cañada de Talavera hasta Almorox, para lo que primero tendríamos que llegar hasta la Cañada y con ese objetivo echamos a andar con rumbo suroeste para abandonar el pueblo por el camino del Valle, donde calentamos las piernas con el cuestón que hay tras cruzar el arroyo Arrelobos.
Por el camino del Valle llegamos hasta el camino del Majanal que sube hacia El Encinar del Alberche, aunque nosotros atravesamos el mismo para llegar a una laguna que forma el arroyo de Navacarrala para desde allí comenzar a ascender por un bonito sendero entre las jaras recorriendo el cerro de Los Valles hasta salir de nuevo al camino del Majanal ya en las cercanías de El Encinar del Alberche.
Descendimos a continuación hasta el arroyo del Charco de Cahorzo, donde Eltiolavara tuvo un susto al toparse con una valla de alambre que han puesto últimamente. Por suerte iba despacio y aunque se fue al suelo la caída no tuvo consecuencias.
Proseguimos la marcha bordeando la urbanización de El Encinar por un sendero entre las encinas que transcurre por el cerro de La Chacona, teniendo que atravesar por un paso entre zarzas que últimamente se ha cerrado bastante y que nos hizo “jabalinear” y llevarnos unos cuantos enganchones.
El sendero nos condujo hasta un cortafuegos que bordea la urbanización, al que nos incorporamos para después tomar la pista entre los pinos que llega hasta la urbanización de Pinar de Almorox, que atravesamos hasta llegar a la carretera N-403.
Atravesamos la carretera y continuamos por un camino por el que llegamos hasta la parte de atrás de la urbanización El Romillo, para desde allí dirigirnos hacia el pequeño embalse que hay, el cual bordeamos por el bonito sendero que recorre su orilla hasta llegar a la Cañada de Talavera.
Al salir a la Cañada el grupo perdió un integrante, y es que “Noesperoanadie” decidió poner rumbo de regreso al pueblo “achacando” un tirón en el abductor, con lo que los cinco restantes continuamos la marcha por la Cañada de Talavera durante unos cuatro kilómetros hasta desviarnos a la izquierda para tomar un camino por el que comenzamos “la exploración prevista” al nuevo camino, durante la que en una explanadita al sol hicimos la “parada barrita” de la jornada, además de la fotito de grupo.
Tras reponer fuerzas reanudamos la marcha y continuamos por el camino para descender hasta enlazar con la Senda del Cerro Cruz, por la que llegamos hasta la carretera M-544, cruzando bajo la misma para a continuación hacer frente a la subidita hasta el pueblo de Almorox, que con tramos de entre el 10% y el 14% nos “puso las patas” a tono, dirigiéndonos después a la Ermita de Nuestra Señora Virgen de la Piedad para reponer agua.
Rellenamos las botellas y nos incorporamos a la carretera N-403 para rodar por asfalto hasta llegar a la gasolinera abandonada de Almorox, donde tomamos el sendero que transcurre en paralelo a la carretera hasta llegar a la urbanización de Pinar de Almorox, donde callejeando hicimos frente a alguna buena cuesta hasta llegar al depósito del agua.
Pasamos entonces una valla de alambre y tomamos un camino por el que bajamos por la ladera del cerro de la Fuente de Riofrío hasta llegar al cauce del arroyo del Toril, donde nos incorporamos al bonito senderito que transcurre junto al arroyo, llegando después hasta la parte de atrás de El Encinar del Alberche.
Atravesamos una parte de la urbanización para acompañar a Javi hasta las cercanías de su casa y continuando los cuatro “jinetes” restantes bordeando la urbanización por un senderito por el que enlazamos con el cortafuegos de la parte sur de la urbanización, por el que terminamos de bordear la misma hasta tomar un camino que nos condujo hasta el arroyo Arrofresnos, junto al que rodamos unos metros para después cruzar un puente de madera y ascender hasta el camino del Valle, por el que habíamos comenzado la ruta y por el que regresamos al pueblo.
Nos ha salido una rutilla muy chula de unos 36 kilómetros en la que hemos conocido otro camino por el que nunca habíamos transitado (nunca dejamos de conocer nuevos caminos y senderos), y aunque la mañana comenzó bastante fresquita al final se ha quedado una mañana espectacular, tanto que al solecito en la plaza nos hemos tomado unas cervecitas mientras comentábamos la jornada. 

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