lunes, 4 de septiembre de 2017

Domingo 3 de septiembre de 2017 (De visita arqueólógica por Cenicientos)



Domingo previo a las fiestas del pueblo y la mañana ha amanecido nublada y bastante más fresquita que en las últimas ocasiones aunque sin amenaza de lluvia, juntándonos en la Plaza Mayor a las 8,00 horas un sexteto compuesto por Alberto, Horacio, Transcastro, Rafa, Jose y Jorge.
Para la jornada de hoy estaba prevista una “visita arqueológica” al “Molino Meléndez”, un molino harinero del siglo XVIII que se encuentra en las cercanías de Cenicientos, para lo que minutos después de las ocho iniciamos nuestra ruta abandonando el pueblo por el polígono industrial para tomar el camino de Almorox, y continuar por un bonito sendero entre las encinas ascendiendo por la ladera del cerro Crespo y descendiendo después hasta el arroyo Arrofresno.
Cruzamos el arroyo y comenzamos con el primer “apretón” de la jornada, haciendo frente a unas buenas rampas para dirigirnos hacia la urbanización de El Encinar del Alberche, donde al llegar tomamos el cortafuegos que bordea la urbanización por su parte sur para continuar subiendo hasta llegar a la puerta de entrada a la urbanización.
Tras unos segundos para tomar aire (algunos subían más asfixiados que otros), nos dispusimos a atravesar la urbanización (y continuar subiendo) hasta llegar junto al cerro de Pino Romero, donde se encuentra la torreta de vigilancia contraincendios y donde comienza la pista hormigonada que desde allí baja hasta la carretera N-403 junto a la urbanización de El Romillo.
Realizamos un rápido descenso por la pista, teniendo que “aflojar” cuando nos encontramos a una enorme vaca en medio de la pista, cruzamos la carretera N-403 y nos incorporamos a la Cañada de Talavera, por la que recorrimos unos siete kilómetros hasta llegar a la carretera M-544.
Cruzamos la carretera M-544 y nos incorporamos a la Senda de Cerro Altillo, que recorrimos hasta desviarnos a la derecha y tras pasar por una puerta para el ganado, tomar un camino entre las encinas por el que enlazamos con la carretera CM-543.
Recorrimos entonces unos dos kilómetros hasta desviarnos a la derecha para tomar un camino con el que enlazamos con el camino de Piedraescrita, por el que comenzamos a ascender por algunos tramos bastante técnicos de piedra donde hubo que emplear “toda nuestra pericia”, teniendo que poner pie a tierra más de la mitad del grupo.
Durante la subida nos desviamos a la derecha para descender unos metros hasta el arroyo de los Molinillos, junto al que se encontraba nuestro “objetivo de la jornada”, “El Molino Meléndez”, un molino harinero del siglo XIII con un impresionante muro de sillares junto al que sobre unas rocas realizamos la “parada barrita” de la jornada, además de la fotito de grupo.
Tras reponer fuerzas, reanudamos la marcha volviendo sobre nuestras rodadas para enlazar de nuevo con el camino de Piedraescrita y continuar ascendiendo hasta llegar a Cenicientos, donde nos dirigimos al parque que hay junto a la gasolinera del pueblo, lugar “habitual” para nuestros repostajes de agua cuando “andamos por la zona”.
Después de una corta paradita para repostar agua, decidimos rodar por asfalto incorporándonos a la carretera M-545 para dirigirnos hacia Rozas de Puerto Real aprovechando el hecho de ser una carretera con poco tráfico.
Tras unos nueve kilómetros por el asfalto que realizamos rápidamente a pesar de “picar p’arriba” ¡¡Que diferencia a rodar por los caminos!!, llegamos a Rozas de Puerto Real, atravesando el pueblo para dirigirnos hacia Entrepinos, donde en las cercanías nos aventuramos a investigar un sendero que al final resultó no tener salida y que nos obligó a recorrer “un tramito extra”.
Al final llegamos a la entrada de la urbanización Entrepinos, donde nos incorporamos a la calle principal hasta desviarnos más adelante y tomar diversas calles hasta enlazar con el comienzo de la trialera que baja hasta el arroyo Tórtolas.
Descendimos sin imprevistos por la trialera y continuamos nuestra marcha rodando junto al arroyo Tórtolas hasta llegar a la carretera M-542, cruzando la misma junto a la urbanización “El Mirador de Cadalso” para incorporarnos al comienzo de la vía pecuaria del arroyo de Boquerón.
Como suele ser habitual, cada uno “se marcó su ritmo” para recorrer la vía pecuaria con su “picando hacia arriba” para una vez en el “alto” hacer la parada de reagrupamiento tras la subida y recuperar “resuello”.
Tras la breve parada reanudamos la marcha y pasando junto a la laguna del Manantial del Andrinoso (que está medio seca) nos dirigimos hacia la carretera N-403, a la que nos incorporamos durante unos metros hasta desviarnos a la izquierda para dirigirnos hacia la Cañada de Talavera.
De nuevo tras otra paradita de reagrupamiento en el alto, descendimos a gran velocidad por la cuesta asfaltada para después girar a la derecha e incorporarnos al antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, por el que realizamos el descenso final hasta el pueblo.
Al final nos ha salido una buena rutilla de unos 60 kilómetros con más de 1.000 metros de desnivel acumulado, cumpliendo con el objetivo de dar a nuestras patas “otra buena palizilla” en una jornada que aunque comenzó fresquita, al final se quedó con una temperatura espectacular.
Y para terminar la jornada, aprovechando que llegamos al pueblo minutos después de la una y que el próximo finde tendremos un “paréntesis” motivado por las fiestas del pueblo, nada mejor que tomarnos unas cervecitas con las que nos citamos para la próxima ocasión dentro de dos domingos.
¡¡FELICES FIESTAS A TODOS!!

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