lunes, 5 de junio de 2017

Domingo 4 de junio de 2017 (En busca del teléfono perdido)



De nuevo está aquí el domingo y listos para darle al pedal nos hemos reunido para la jornada de hoy en la Plaza Mayor de Villa del Prado un grupito compuesto por Eltiolavara, Jorge, Transcastro, Horacio, Jose, Rafa y Mariano, que después de tres meses por fin tenía un domingo libre para “sacar la burra a pasear”.
Para esta jornada habíamos previsto dirigirnos hacia la zona del embalse de San Juan para disfrutar de los bonitos senderos que hay por aquella zona, por lo que minutos después de las nueve comenzamos a rodar dirigiéndonos hacia el norte para tomar el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado.
Con Jorge en cabeza (como si tuviera prisa) tirando de un grupo “bastante estirado”, realizamos toda la subida sin contratiempos hasta llegar al alto en la ladera del cerro de Santa Lucía, donde según “el personal” iba llegando tocaba esperar unos segundos hasta que nos reagrupamos todos.
Continuamos la marcha para dirigirnos hacia la Cañada de Talavera, cruzando la misma para incorporarnos al camino de San Martín de Valdeiglesias recorriendo el cortafuegos y pasando junto al “Canto del Pichón” hasta enlazar con el camino de La Fuenfría, por el que llegamos hasta la carretera M-541, que atravesamos para continuar dirección San Martín.
Tras cruzar la carretera M-541 continuamos durante unos metros por el camino de la Fuenfría hasta desviarnos a la izquierda para tomar un sendero entre los pinos por el que llegamos hasta el "Alto de Castillejos", desde donde continuamos con dos divertidos descensos por senderos entre los pinos para enlazar con la pista que conduce al “Bosque Encantado” y que nos llevó hasta la carretera M-501 junto a la ermita del Cristo de la Sangre de San Martín de Valdeiglesias.
Cruzamos la carretera M-501 y nos internamos en el pueblo de San Martín, donde en una fuente repusimos “líquido elemento” antes de continuar atravesando el pueblo para dirigirnos hacia la zona del polideportivo y desde allí tomar el camino de Molino Quemado.
Tras un primer tramo de senderos, llegamos al “Canto las Brujas”, donde hicimos una paradita para hacernos la fotito de grupo con las vistas de El Tiemblo y el pico “Cabeza de Parra” que tenemos pensado visitar el próximo domingo.
Después de la fotito reanudamos la marcha para recorrer un nuevo tramo de senderos por la ladera del “Cerro de La Guache” y cuando Jorge iba a “echar mano” del teléfono para hacer unas fotos soltó un……¡¡¡Hostias, he perdido el teléfono!!!.
Aunque Jorge nos animaba a continuar la ruta, decidimos acompañarle “rehaciendo” el camino para buscar el aparato, y así probar suerte intentando escuchar el tono mientras no parábamos de llamarle.
Como él pensaba que seguramente se lo habría dejado en la fuente de San Martín donde habíamos parado a reponer agua, salió “a toda leche” hacia allí, mientras el resto del grupo fuimos rehaciendo el camino hasta que por suerte conseguimos encontrar el teléfono, ya que una señora que paseaba con su perro y que previamente se había encontrado con Jorge lo oyó sonar a un lado del sendero y nos lo entregó.
Agradeciendo a la señora su “buen gesto” nos dirigimos de regreso hacia San Martín en busca de Jorge, ya que al haberse ido solo no teníamos manera de avisarle, y mientras en el trayecto decidíamos si “ser un poco cabrones” y “hacerle de sufrir” o decirle enseguida que lo teníamos nosotros.
Al llegar a la fuente nos le encontramos “apesadumbrado” por no encontrar el teléfono, y como habíamos decidido “no ser muy cabrones” tras unos segundos y “milagrosamente” se oyó sonar el tono del teléfono y se le alegró “el semblante”, dedicándonos algún “piropo” por ello.
Como ya se nos iba a hacer tarde para hacer la ruta prevista, pensamos que lo mejor sería dirigirse hacia el pueblo y que a modo de “pago de rescate” por recuperar el teléfono Jorge se pagara unas cervecitas fresquitas, a lo que aceptó sin problemas.
Pusimos entonces rumbo de regreso al pueblo, para lo que nos dirigimos de nuevo hacia la Ermita del Cristo de la Sangre para cruzar la carretera M-501 y comenzar la subida por la pista asfaltada por la que habíamos bajado anteriormente para después desviarnos a la izquierda y continuar ascendiendo por el camino de la Fuenfría “rehaciendo nuestras rodadas” para llegar de nuevo hasta la carretera M-541.
Recorriendo el camino de la Fuenfría con dirección hacia el pueblo y como lo hecho hasta ese momento “nos sabía a poco”, decidimos “aderezar ligeramente” la ruta continuando por ese camino para ascender por la cara sur del “Alto la Mira” haciendo frente a un par de buenas rampas de hasta el 23%.
Tras llegar al alto, a continuación “descenso vertiginoso” hasta la Cañada de Talavera y vuelta a ascender, esta vez por un cortafuegos en subida continua del 18% de inclinación durante unos 400 metros donde contábamos con la “animación” de las moscas revoloteándonos por la cara.
Después de los dos tramos de cortafuegos consideramos que ya era hora de ir a por las cervecitas y tomando el camino que transcurre por la cara sur del cerro de La Puebla enlazamos con el camino de San Martín de Valdeiglesias para afrontar los últimos kilómetros de la ruta, aunque antes de comenzar el descenso final hasta el pueblo nos desviamos a la izquierda para tras pasar una puerta, tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía pasando por una explotación ganadera abandonada y enlazar con el antiguo camino de Villa del Prado a Pelayos de la Presa, recorriendo unos metros por el mismo hasta desviarnos a la derecha tomando el divertido senderito que lleva hasta detrás del depósito del agua de Villa del Prado y continuar desde allí hasta el pueblo.
Aunque no hemos podido realizar la ruta prevista por la pérdida del teléfono de Jorge, nos ha salido una buena rutilla de unos 40 kilómetros bonita en su recorrido y con sus tramos durillos de “entrenamiento” para la visita de la semana que viene al Valle de Iruelas.
Al llegar al pueblo nos dirigimos a la Plaza Mayor, desde donde habíamos comenzado la ruta, para sentarnos en una mesita a tomarnos esas cervecitas por el teléfono de Jorge y “ya de paso” por el cumple de Jose, aunque tras unos minutos comenzaron a caer unas gotas que dieron paso a goterones y granizos que no nos dejaron disfrutar de la terraza con la tranquilidad que hubiéramos querido pero en fin, al menos dio tiempo a “un par de ellas”.

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