De nuevo llegó el turno de realizar una de nuestras rutas mensuales, siendo
en esta ocasión la “Reserva Natural del Valle de Iruelas” el lugar elegido para
disfrutar de nuestra afición afrontando el enorme reto de hacer un “doblete” y
conquistar dos de las cumbres de la zona, el “Alto de Cabeza de la Parra”, de 1.639
metros de altitud y el “Alto del Mirlo” o Pico de Casillas, con sus 1.768
metros.
Aunque inicialmente habíamos quedado a las 8,00 horas en la estación de
autobuses, finalmente decidimos adelantar la hora a las 7,30 en previsión de la
“torraera” que se anunciaba, y allí nos hemos reunido un estupendo grupo
compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Horacio, Alberto, Perejil, Jose, Jorge,
y Rafa.
Tal como íbamos llegando fuimos “apañando” las bicis en la “fregoneta” de
Transcastro para posteriormente poner rumbo hacia El Tiemblo, lugar de inicio
de la ruta y de donde nos separaban unos 30 kilómetros.
Estacionamos los vehículos a la entrada del pueblo, donde comienza la
carretera que se dirige hacia “El Castañar” y nos dispusimos a realizar los
preparativos oportunos de montaje de bicis y equipamiento, comenzando a rodar sobre
las 8,20 horas de la mañana.
Nuestro primer objetivo era coronar el “Alto de Cabeza de la Parra”, para
lo que teníamos por delante un ascenso de unos 16 kilómetros, realizando una
primera parte del mismo de unos cinco kilómetros por la pista asfaltada del
castañar hasta desviarnos a la derecha para abandonar el asfalto y continuar
con el ascenso recorriendo por una pista la falda de la montaña, disfrutando de
unas bonitas vistas mientras poco a poco ganábamos metros de altitud.
Tras unos seis kilómetros de ascenso “cómodo” por la pista llegamos a la
primera de las zonas complicadas de la ruta, al abandonar la misma para
desviarnos a la derecha y ascender por el collado de la “Majada del Espino”,
donde tuvimos que hacer frente a unas rampas entre el 15% y el 20% donde
Perejil y Horacio echaron “pie a tierra” por primera vez en la mañana.
Después de pasar esa zona “complicada”, hicimos una paradita en una fuente
junto a un refugio para reponer “líquido elemento” (que parecía salido de una
nevera) antes de continuar para hacer frente a los quinientos metros finales
hasta coronar el collado y llegar a la Majada del Serrano.
Ya sin apenas vegetación, allí a nuestra derecha comenzaba una gran cuesta
a la que tendríamos que hacer frente para continuar la marcha hacia nuestro
objetivo, de donde aún nos separaban unos dos kilómetros y medio y donde
conseguimos llegar haciendo frente de nuevo a una buena rampa antes de llegar
al refugio y a la antena que hay en la cima.
Y disfrutando de unas estupendas vistas del embalse del Burguillo y de toda
la zona realizamos un parada barrita para reponer fuerzas además de las “obligadas”
fotitos de recuerdo, dejando testimonio gráfico de haber conquistado con éxito
el primero de los dos objetivos de la ruta, el “Alto de Cabeza de la Parra”.
Tras esos minutos de relax, reanudamos la marcha para poner rumbo hacia el imponente
“Alto del Mirlo”, para lo que tuvimos que volver sobre nuestras rodadas hasta
llegar de nuevo a la Majada del Serrano, donde entre nosotros y el “Alto del
Mirlo” se elevaba el “Cerro de la Encinilla”, de 1.597 metros de altitud, donde
nos tocó hacer frente a un rampón de unos 300 metros al 18% de pendiente media,
que unido a la piedra suelta del firme hizo que todos tuviéramos que hacer unos
metros de “empuja-bike”.
Al coronar el cerro, hicimos una paradita para “tomar aire” y hacernos una
fotito con el “Pico de la Escusa” de fondo que también “conquistamos” hace
algún tiempo, reanudando después la ruta para hacer frente a un descenso de
auténtico “vértigo” por la ladera del “Cerro de la Encinilla”, que con un
desnivel negativo del -35% unido a la sequedad del terreno hacía imposible
frenar la bicicleta.
Tras completar la bajada “como buenamente pudimos” llegamos hasta la “explanada”
del Pozo de la Nieve, alzándose delante de nosotros las primeras rampas de
ascenso hacia “El Mirlo”, que con algunos tramos de hasta el 26% de inclinación
hicieron a algunos “tirar la toalla”, “quitándose las ganas” a Perejil,
Horacio, Jorge y Transcastro de coronar “el gigante”.
Pero un cuarteto de valientes compuesto por Eltiolavara, Alberto, Jose y
Rafa no estaban dispuestos a rendirse tras las bajas de la mitad del grupo y
conscientes de que iba a tocar realizar algunos tramos de “empuja-bike” continuaron
con el ascenso para hacer frente a los dos kilómetros restantes hasta la cima luchando
contra rampas de entre el 10% y el 20% de inclinación, unas veces pedaleando y
otras “empujando”.
Finalmente y tras una “dura batalla” con gran esfuerzo físico, los cuatro
valientes consiguieron llegar a la cima, viéndose recompensados con las
espectaculares vistas en 360º de toda la zona que se disfrutan desde el vértice
geodésico que allí se encuentra.
Tras reponer fuerzas disfrutando el paisaje y unas fotitos de recuerdo, a
continuación tocaba hacer frente al descenso, en algunas partes algo “complicado”
por la inclinación, que se saldó con una rotura de cadena y una caída sin
consecuencias (sólo chapa y pintura) por parte de Rafa.
Al llegar a la explanada del Pozo de la Nieve, resultó que Transcastro,
Perejil, Horacio y Jorge se habían cansado de esperar y habían decidido
continuar con la ruta y dirigirse hacia “El Castañar”, con lo que “El cuarteto
de la cima” emprendió el descenso hacia la “Garganta de la Yedra” poniendo
rumbo hacia “El Castañar”, donde efectivamente se encontraba el resto del
grupo.
Una vez reunidos los ocho, continuamos la marcha descendiendo hasta el
parking del castañar, desde donde únicamente restaban de realizar los últimos diez
kilómetros de la ruta, que consistían en un descenso por pista sin ninguna
dificultad técnica y que realizamos sin contratiempos.
Con una buena “torraera” cayendo y con “el gañote seco”, en los coches nos
esperaba el ansiado avituallamiento sólido y líquido habitual después de las
rutas, que sirvió como siempre para pasar un buen rato comentando los “pormenores”
de la jornada entre risas y buen rollo.
En la que probablemente ha sido la ruta más dura de las realizadas por el
Club hasta la fecha, nos hemos marcado un recorrido de unos 40 kilómetros en
una estupenda mañana de mountain bike, con bastante “calorcito” en algunos
momentos pero llevadero por la altura a la que llegaba la ruta, y en la que únicamente
la mitad del grupo consiguió culminar con éxito el reto del “Doblete de Iruelas”.
Ahora a pensar dónde será la próxima………….
No hay comentarios:
Publicar un comentario