martes, 21 de marzo de 2017

Domingo 19 de marzo de 2017 (Celebrando "con rampones" el Día del Padre)



Con la previsión de disfrutar de una climatología estupenda y dispuestos a “regalarnos” una buena rutita por ser “El día del Padre”, nos hemos reunido en la Plaza Mayor a la hora de siempre un sexteto compuesto por Horacio, Perejil, Transcastro, Jorge, Edu y Rafa, uniéndose también al grupo nuestro amigo Javi, de El Encinar, dispuesto de nuevo a disfrutar de otra mañana en nuestra compañía.
Al ser un día “señalado” en el que tendríamos que cumplir con la familia, habíamos hablado por el grupo del Whatsapp de hacer una ruta cortita para estar pronto de vuelta, con lo que con intención de no alejarnos mucho del pueblo comenzamos a subir “a la aventura” por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias a Villa del Prado, con Perejil “evidenciando” un “estado de forma” que no debe de distar mucho del que pueda tener Bahamontes a día de hoy.
Subíamos por el camino cuando Edu comento……”El otro día corriendo descubrí un sendero nuevo para enlazar el camino de San Martín y el de Pelayos…..”, así que fieles a nuestro “espíritu aventurero” nos encomendamos a sus indicaciones, y continuamos subiendo por el camino de San Martín hasta desviarnos a la derecha para tras pasar junto a una puerta tomar el camino que recorre la ladera del cerro Lucía y lleva hasta una explotación ganadera abandonada, punto donde comenzaba el “supuesto sendero”.
Al llegar junto a los restos de las construcciones, siguiendo las instrucciones de Edu nos incorporamos a unas “rodadas” por las que tras recorrer unos metros nos encontramos…..¡¡Con un rampón del 27%!!!.
Con los comentarios de…¡¡Cabrón, donde nos has traído!!, comenzamos a subir el rampón, teniendo poco a poco que ir poniendo todos pie a tierra, menos Jorge, que aunque tuvo que tirarse al suelo después para “tomar aire” consiguió subirlo casi entero sobre la bici.
Tras el rampón llegamos a un pequeño claro en la ladera del “cerro del Juego de Bolos”, donde “el rastreador” Edu, comenzó a dudar por donde continuar, optando finalmente por un sendero entre las chaparras que más adelante desapareció…..(parece que no es por aquí, comentaba), con lo que terminamos “jabalineando” por la ladera recorriendo lo que parecían senderos de los ciervos o jabalíes.
Finalmente y tras un rato de “exploración” entre las jaras y encinas encontramos un camino por el que conseguimos incorporarnos al camino de Pelayos y continuar con el ascenso hasta llegar a la ladera del Cerro Rojo, donde estuvimos esperando al “rezagado” Perejil para en vez de continuar hacia Pelayos desviarnos a la izquierda para rodar unos metros por un camino antes de desviarnos a la izquierda para por un cortafuegos comenzar a ascender por la ladera del “cerro de La Puebla”.
Molinillo “p’arriba” ascendimos por el cortafuegos hasta llegar a la cima (936 metros) con Perejil coronando un ratillo después y “llamándonos de todo”, mientras al solecito y con unas impresionantes vistas de la zona hacíamos la “parada barrita” de la jornada.
Tras reponer fuerzas, retomamos la marcha realizando un vertiginoso descenso “ladera abajo” por el cortafuegos para después incorporarnos a la Cañada de Talavera justo al comienzo de la cuesta asfaltada, por la que de nuevo tocaba realizar una subidita para continuar después con un descenso hasta la carretera N-403.
Tomamos unos metros la carretera y nos desviamos a la izquierda para llegar junto a la laguna del manantial del Andrinoso, donde de nuevo afrontamos a nuestra izquierda un rampón del 25%, donde ésta vez únicamente Rafa pudo subirlo dando pedales, con el resto del grupo haciendo algo de “empuja-bike”.
Al coronar el cerro nos incorporamos a un cortafuegos por el que nunca habíamos rodado y por el que fuimos a salir a un trozo de la antigua N-403, bajando por el asfalto hasta una cantera junto a la actual carretera, donde comenzamos a recorrer un bonito “sendero-cortafuegos” que transcurre entre los pinos junto a la misma por el que llegamos junto al cruce de la N-403 y la M-507, donde cruzamos la carretera para continuar recorriendo el pinar hasta llegar a la Cañada de Talavera.
Cuando íbamos a reanudar la marcha tras reagruparnos después de la bajada, descubrimos un sendero de nueva creación que entre los pinos nos condujo al punto donde queríamos llegar, o sea los tubos para cruzar bajo la N-403 al otro lado.
Contentos por haber descubierto un nuevo senderito, tras cruzar la carretera de nuevo comenzaba un ascenso por la ladera del cerro de Pino Romero hasta llegar a la pista hormigonada que enlaza El Encinar del Alberche y El Romillo, por la que continuamos ascendiendo hasta llegar a la puerta de entrada a El Encinar.
Junto a la puerta el grupo se dividió en dos, ya que Perejil, Edu y Horacio no estaban por la labor de subir más cuestas y decidieron bajarse al pueblo por la carretera, mientras que Javi ya se quedaba en su casa y Jorge, Gabriel, y Rafa continuaron la ruta por el cortafuegos que bordea toda la toda la parte sur de la urbanización haciendo frente a otras buenas rampas.
Tras bordear El Encinar descendimos hasta el arroyo de Arrofresnos, donde a continuación nos esperaba el último rampón del 20% para subir por la ladera del cerro Crespo, mientras Gabriel comentaba…..¡¡Si no “reventamos” hoy………..!!!.
Conseguimos los tres subir el rampón sin poner pie a tierra y a continuación bajamos por el divertido senderito entre las encinas hasta el arroyo Arrelobos, para continuar con la subida final y posterior descenso que nos condujo hasta el Polígono Industrial, donde llegamos unos minutos después de las 12,30 horas.
Aunque ha sido una ruta cortita, (únicamente unos 31 kilómetros) ha sido bastante intensa, con varios rampones de entre el 20% y el 27% que nos han puesto “las patas” y “la caldera” a tope, añadiendo además una temperatura espectacular durante toda la mañana y cumpliendo nuestro objetivo de estar prontito de vuelta.
Y el próximo domingo, si la climatología no lo impide, comenzamos con nuestras rutas mensuales!!!

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