Ha llegado un nuevo domingo, y por
tercero consecutivo continuamos con la misma dinámica de “pasado por agua” que
los anteriores, aunque al menos en esta jornada a los cuatro “locos” de siempre
se han unido tres más, juntándonos en la Plaza Mayor a la hora de siempre un grupo
compuesto por Eltiolavara, Transcastro, Horacio, Jorge, y Rafa por el Club,
uniéndose también Mariano y Javi.
Como la lluvia nos acompañaba, en
estos casos solemos poner rumbo norte “pal monte” intentando buscar terrenos
menos embarrados, aunque después de una noche bastante pasada por agua
encontrar poco barro era tarea difícil.
Y con ese fin comenzamos la ruta
saliendo del pueblo por el antiguo camino de San Martín de Valdeiglesias, donde
desde el principio ya nos dimos cuenta de que iba a ser cuestión de “apretar
bien al pedal”, ya que en algunos tramos las ruedas se quedaban bien “pegaditas
al suelo”, con la constante sensación de “ir pinchados”.
Calentando las piernas a tope por
el esfuerzo durante el ascenso llegamos al alto y bajamos a continuación un corto
tramo de cortafuegos para dirigirnos hasta la Cañada de Talavera, subiendo a
continuación la cuesta asfaltada y reagrupándonos posteriormente antes de desviarnos
a la izquierda para seguir recorriendo la cañada de Talavera bajando con
dirección hacia la carretera M-507.
Bajamos durante unos metros por
la Cañada de Talavera con la lluvia golpeándonos en la cara haciendo difícil la
visión hasta desviarnos a la derecha y por un camino entre los pinos bajar
hasta la carretera N-403 junto a la laguna del Pozo Alcornocoso, donde cruzamos
la carretera N-403.
Nada más cruzar la carretera,
tomamos a nuestra izquierda un camino-cortafuegos por el que rodando entre los
pinos en paralelo a la misma realizamos un divertido descenso que nos condujo
hasta la carretera M-507, junto al parque del “Campamento Alfonso VI”.
Nos disponíamos a realizar allí
la “parada barrita” de la jornada cuando oímos un fuerte ruido producido por el
agua, que rápidamente vimos que venía de una zona de piedras en el cauce del
arroyo de Labros, dirigiéndonos inmediatamente hacia allí, donde nos
encontramos con un sitio espectacular, con un salto de agua que debido al
caudal que llevaba el arroyo producía un gran estruendo y donde “ahora sí”
realizamos la “parada barrita” de la jornada, además de las oportunas fotitos
obligadas.
Tras unos minutillos disfrutando
del lugar la lluvia empezó de nuevo a “arreciar”, con lo que retomamos la
marcha siguiendo por un sendero en paralelo al arroyo mientras las cosas “se
ponían cada vez peor” climatológicamente hablando.
Como teníamos pendientes algunas
cervecitas de cumpleaños, Rafa se ofreció a pagar las suyas en vez de seguir “pasando
penurias” bajo la lluvia, propuesta que fue aceptada “por unanimidad”, con lo
que decidimos entonces poner rumbo de regreso al pueblo, para lo que nos
dirigimos hacia la Cañada de Talavera para desde allí continuar hacia la
urbanización “El Romillo” y tomar a continuación la pista hormigonada que sube
hacia la urbanización de El Encinar del Alberche.
Una vez nos reagrupamos en el
alto junto a la entrada de la urbanización, reanudamos la marcha atravesando la
misma para salir a un cortafuegos que bordea la urbanización por su parte sur y
que se encontraba “bien embarradito”, lo que hacía que además de tener que “apretar
al pedal”, las bicis “culearan” bastante.
Abandonamos después el
cortafuegos para tomar un camino entre las encinas y posteriormente un
senderito por el que bajamos hasta el arroyo Arrofresno, donde si alguno
después de la mañanita que llevábamos todavía llevaba los pies secos aquí se
terminó la historia.
Cruzamos el arroyo y a
continuación hicimos frente a una buena subidita por la ladera del cerro Crespo
que nos llevó a enlazar con el camino de los Valles, por el que regresamos al
pueblo.
Y como habíamos hablado,
terminamos la ruta tomándonos unas cervecitas a la salud de Rafa, además de un
caldito caliente que preparó el amigo Valentín y que buena falta hacía después
de la mañanita que habíamos pasado.
La ruta nos ha salido cortita, solamente
unos 25 kilómetros, pero en una jornada para valientes, con la lluvia sin
abandonarnos, cayendo unos ratos más flojita y en otros “con ganas” y con un
terreno bien “embarradito” que en algunos tramos hacía difícil permanecer sobre
la bici.
A pesar de una “mañana de perros”,
hemos disfrutado un montón del campo y de la bici, como siempre entre risas y
un ambiente fenomenal de grupo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario