Con la previsión de una buena jornada de bici nos hemos juntado en la Plaza
Mayor a la hora de siempre un buen grupito compuesto por Eltiolavara, Horacio,
Perejil, Alberto, Transcastro, Javichy, Jose, Senderitos y Rafa. Además se unió
a nosotros Paco “el Máquina”, al que llevábamos sin “ver el pelo” desde antes
del invierno.
Como Perejil “se puso pesao” con que rodáramos un poco, después de bastante
tiempo comenzamos una ruta rodando con rumbo sur, tomando la carretera M-540
para a continuación desviarnos a la derecha para incorporarnos al antiguo
trazado del ferrocarril Madrid-Almorox y rodando a buen ritmo llegar hasta la
finca "La Blanca", donde giramos a la derecha para tomar un camino
entre las encinas rumbo norte por el que llegamos hasta un par de lagunas, teniendo
que parar durante unos minutos junto a una de ellas por una avería de
Transcastro con el cambio.
Al retomar la marcha comenzamos con el primer ascenso “algo serio” de la
jornada, que transcurriendo por un bonito sendero por la ladera del cerro de
Los Valles nos llevó hasta las cercanías de El Encinar del Alberche, donde comenzamos
a bordear la urbanización por el cortafuegos que transcurre por su parte sur, tomando
después una calle de la urbanización para poder enlazar con el comienzo de la
pista forestal que enlaza las urbanizaciones de El Encinar de Alberche y Pinar
de Almorox, a la que nos incorporamos con dirección a esta última.
Rodando por la pista y tras "acortar" por un sendero, llegamos
hasta Pinar de Almorox, que atravesamos para llegar hasta la carretera N-403,
donde cruzamos para rodar en paralelo a la misma durante unos metros hasta
desviarnos a la izquierda por un camino y a continuación un sendero que nos
llevó hasta la parte de atrás de la urbanización de El Romillo.
Desde allí nos dirigimos hacia el pantanillo que hay detrás de la
urbanización, donde tras mojarnos un poco los pies al pasar por el rebosadero
del muro de la presa, continuamos por un sendero que nos llevó hasta la Cañada
de Talavera.
Rodamos por la Cañada algo más de dos kilómetros, para desviarnos a la
izquierda tomando un camino que algo más adelante había sido “tomado por el
pasto” lo que ocasionó que Perejil que iba “abriendo grupo” se fuera al suelo
por meter la rueda delantera en una grieta escondida del terreno.
Continuamos “rehaciendo el camino” hasta enlazar con el antiguo camino de
Cenicientos a Almorox, tomando después un tramo de senderos también casi
perdido hasta salir a la carretera M-544, que va de Almorox a Cenicientos, y
donde a pocos metros llegamos hasta la puerta de entrada de la finca donde está
el puente.
Junto al puente de las Barguillas, de construcción romana y situado sobre
el cauce del arroyo Tabalón, hicimos la "parada barrita" de la
jornada, estando precioso el lugar por la cantidad de agua que llevaba el
arroyo.
Después de la “visita arqueológica” y reponer fuerzas, volvimos de nuevo a
la carretera para rodar durante un par de kilómetros por la misma hasta
desviarnos a la derecha para bajar por un senderito también invadido por el
pasto hasta el arroyo Tordillos, haciendo a continuación una buena subida hasta
Almorox y dirigiéndonos hacia la Ermita de Nuestra Señora Virgen de la Piedad para
reponer agua antes de continuar nuestro camino de regreso hacia Villa del
Prado.
Tras reponer agua en la fuente de la ermita, continuamos la ruta
atravesando Almorox para enlazar con otro tramo del ferrocarril Madrid-Almorox,
y rodar por él durante un tiempo hasta desviarnos a la izquierda para tomar el
camino de Valdeolivas y llegar hasta la parte de arriba de la urbanización de
Las Hoyas.
A continuación fuimos bordeando la urbanización por un sendero hasta llegar
a la M-540 (carretera del Alamín), rodando a continuación durante un kilómetro por
la misma hasta desviarnos a la izquierda y tomar un camino donde hicimos una
breve paradita para observar durante unos segundos a una culebra de cerca de un
metro que “plácidamente” tomaba el sol en medio del camino hasta que “unos
capullos de naranja” la fastidiaron el plan.
Tras esconderse la culebra entre el pasto, reanudamos la marcha hasta enlazar
con el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox donde en la última parte hubo
un espectacular y divertido pique en el que pusimos un ritmo infernal hasta llegar
a la entrada del pueblo.
Aunque la mañana empezó algo fresquita, al final se quedó una buena
temperatura para acompañarnos durante los 40 kilómetros de esta bonita ruta en
la que hemos tenido que ir “reabriendo” senderos y caminos que con esta
primavera lluviosa han sido invadidos por el pasto.
Tal como era el plan, hemos llegado al pueblo prontito (poco más de las
12,30) aunque en esta ocasión no ha habido “cervecita reponedora” porque buena
parte del grupo no podía, así que en la próxima ocasión será.
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