martes, 24 de noviembre de 2015

Domingo 22 de noviembre de 2015 (Ha llegado el invierno)



Ya ha llegado el invierno y parece que para quedarse, lo que ha hecho que para la última de nuestras rutas mensuales de este año 2015 amaneciera una jornada con una buena bajada de temperaturas.
Dispuestos a disfrutar de una buena rutilla por las tierras de Navalagamella y Valdemorillo nos hemos juntado en la estación de autobuses a las 8 un buen grupito compuesto por Eltiolavara, Perejil, Noesperoanadie, Transcastro, Javichy, Granaíno, Edu y Rafa.
Tras apañar las burras en las "fregonetas" de Javi y Javichy pusimos rumbo a Aldea del Fresno para recoger a Jose, continuando posteriormente camino hasta Navalagamella, aparcando los vehículos junto a la iglesia de Nuestra Señora de la Estrella, donde se unió al grupo Alberto, un amigo de Villamanta que de nuevo compartía jornada con nosotros.
Tras los preparativos oportunos, echamos a rodar tomando unas calles de Navalagamella para dirigirnos hacia el sur, donde abandonamos el pueblo tomando un senderito muy disfrutón por el que nos incorporamos a un camino que nos condujo hasta la carretera M-510.
Cruzamos la carretera y tomamos un trozo de pista asfaltada para bordear una residencia e incorporarnos al camino de Navahonda, que tras pasar una puerta de alambres nos internó en un bonito encinar que nos llevó a enlazar con el Cordel del Puente de San Juan, desde donde se veían a cierta distancia el conjunto de antenas de la estación de seguimiento espacial de Fresnedillas.
Nos incorporamos entonces al Cordel, que "picando p'arriba" nos llevó hasta la carretera M-521 cruzando la misma para llegar a los primeros bunkers de la ruta, en la zona de "El Risquillo", donde hicimos la primera paradita de la mañana y las primeras fotitos.
Reanudamos la marcha tomando un sendero durante unos pocos metros para dirigirnos hacia otro espectacular conjunto de bunkers desde donde se dominaba todo el valle hasta Valdemorillo y donde de nuevo disfrutamos de otra paradita con las oportunas fotos.
Echamos de nuevo a rodar, poniendo rumbo norte hacia Peralejo Estación mientras un aire "helador" nos daba de frente, lo que hacía que se nos quedara la cara helada.
Tomamos el camino de Vinateros y cruzamos el arroyo de la Moraleja, continuando después entre encinas hasta salir a la carretera M-532, que cruzamos para continuar por la dehesa de la Sierra para salir más adelante de nuevo a la carretera M-532, por la que rodamos durante un kilómetro hasta enlazar con la "Colada de la Encrucijada", un sendero por el que disfrutamos un montón.
Al término de la Colada de la Encrucijada, al solecito realizamos la "parada barrita" de la jornada, enlazando después con la Colada de Fuentevieja hasta llegar a la carretera M-600, que cruzamos para continuar bordeando la urbanización Parque de las Infantas y tomar la Vereda de los Vaqueros, otro camino-sendero por el que bordeamos la urbanización El Paraíso y llegamos hasta Valdemorillo.
Bordeamos el pueblo y tomamos el camino de Robledo de Chavela, donde nos tocó hacer frente al tramo de mayor exigencia física de la jornada, con un buen cuestón que unido a que teníamos "las patas frías" nos hizo darnos un buen calentón.
Nos impresionó ver a mitad de la subida una especie de "altar improvisado" con una corona de flores con la inscripción "Te queremos Papá, tus hijos no te olvidan", ya que según nos comentó un biker con el que coincidimos, hace unos meses murió allí de un infarto un chaval practicando este deporte que tanto nos gusta. D.E.P.
Con una "sensación extraña" en el cuerpo proseguimos la marcha hasta salir a una pista asfaltada por la que rodamos unos metros hasta desviarnos a la izquierda para tomar la Cañada Real Leonesa y comenzar una divertida bajada hasta el arroyo de Los Conejeros, donde nace el río Perales y comienza la Senda de Los Molinos.
Nos incorporamos a la Senda de Los Molinos y disfrutamos de ese precioso entorno junto al río Perales, con parada obligada junto a un enorme molino para hacernos una fotito.
Aunque la Senda no es ciclable en su totalidad, (hay que hacer cuatro o cinco tramos de unos pocos metros con la bici al hombro), merece totalmente la pena recorrerla (esta sería una de las pocas veces que nadie "se quejó" de hacer "empuja-bike"). De hecho nos emplazamos a realizarla en primavera, cuando el río lleve buen caudal de agua, que debe de estar impresionante.
Tras la Senda de los Molinos, continuamos por otro bonito senderito que transcurre junto al arroyo del Molino del Hondillo, por el que serpenteando entre las encinas llegamos hasta otra "tachuela", una buena cuesta que nos llevó hasta el Mirador del Hondillo, donde disfrutamos de unas bonitas vistas de la zona además de hacernos por supuesto una fotito.
Ya en Navalagamella, nos dirigimos a visitar unos búnkeres en las afueras del pueblo, desde donde tomamos el último senderito que nos llevó hasta la Iglesia de Nuestra Señora de la Estrella, lugar desde donde habíamos comenzado la ruta.
Tras "adecentarnos" un poco y colocar las bicis en las furgonetas, nos dispusimos a "dar buena cuenta" del avituallamiento líquido y sólido, así que como hacía una buena "rasca" nos colocamos al abrigo de un autobús y entre risas y buen rollito nos pusimos "manos a la obra".
Para terminar, contábamos con "postre" especial, una caja de pastas y polvorones cortesía de nuestro amigo Alberto con lo que finalizamos la jornada con un buen "regustillo dulce". Muchas gracias por el detalle, Alberto!!!.
Y así nos marcamos para el cuerpo una preciosa rutilla de unos 42 kilómetros, sin apenas dificultad física y con unos tramos muy disfrutones de senderitos, apuntándonos para la primavera el tramo de la Senda de Los Molinos. La parte "negativa" es que hemos pasado bastante frío, será que el cuerpo no se nos ha "aclimatado"...........



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