martes, 29 de septiembre de 2015

Domingo 27 de septiembre de 2015 (El rutón del año)



Nueva rutilla mensual en la jornada de hoy, en la que teníamos propuesto el reto de completar "El Póker" de las cumbres de la Reserva Natural del Valle de Iruelas, habiendo conquistado anteriormente "La Escusa", "El Mirlo" y "Cabeza de Parra", nos disponíamos a afrontar en esta ocasión el reto del "Puerto de Navaluenga", con sus algo más de 1.800 metros de altitud.
Para ello habíamos quedado en la estación de autobuses a las 7,45 un buen grupo de diez integrantes compuesto por Eltiolavara, Horacio, Perejil, Noesperoanadie, Antonio, Edu, Transcastro, Miguel y Rafa como miembros del Club, uniéndose a nosotros para la ocasión Alberto, un amigo de Villamanta.
Una vez estuvimos todos, cargamos las burras en el camión de Transcastro y emprendimos el trayecto hasta Navaluenga, donde junto al puente romano estacionamos los vehículos y realizamos los preparativos oportunos antes de comenzar la ruta.
Una vez estuvimos todos preparados, con una temperatura bastante fresquita comenzamos a rodar pasando sobre el río Alberche y abandonando Navaluenga para dirigirnos hacia el sur, comenzando a ascender a los pocos metros de dejar el pueblo.
Y poquito a poco íbamos subiendo por un camino con dirección a la ermita de la Virgen del Espino, donde llegamos tras una subida de unos siete kilómetros aunque no muy exigente a pesar de encontrarnos ya a una altura de mas de 1.100 metros y mientras por el camino nos íbamos "despojando" de prendas de ropa.
Tras una paradita junto a la ermita para hacernos unas fotitos y tomar un respiro, reanudamos la marcha volviendo al camino que un poco más adelante nos llevaría hasta una puerta que marca el límite de la Reserva Natural del Valle de Iruelas, y que tuvimos que salvar pasando las bicis por encima.
Continuamos ascendiendo entre los robles y los pinos y un poco más adelante llegamos hasta la garganta del Cambronal, donde viendo "la pared" que teníamos delante y hasta donde teníamos que llegar "se nos metía el miedo en el cuerpo".
Y así, tras pasar el arroyo comenzaba "lo bueno" de la jornada, un ascenso interminable a base de "zetas" (32 desde ese punto) por la ladera de la montaña, mientras "a lo tonto, a lo tonto" se van ganando metros de altitud a un ritmo como pocas veces.
El ascenso transcurre todo él a la sombra de los pinos y los robles, con lo que se disfruta de un entorno espectacular, no teniendo rampas de excesiva dureza y siendo las curvas los puntos que requieren de mas esfuerzo, debido a que es donde más inclinación hay y también a la gran cantidad de piedra suelta que hay en casi todas.
Y en el último tercio de la ascensión fue cuando se produjo el incidente desafortunado de la jornada, cuando mientras transitaban juntos Eltiolavara, Rafa y Transcastro, a este último se le metió un palo en el cambio y se lo arrancó de cuajo partiendo la patilla. Tras estar Eltiolavara (nuestro experto en mecánica) durante un largo rato intentando arreglarlo de todas las maneras, al final no fue posible, ya que aún recortando la cadena y dejándola "fija", se pasaba de piñón a piñón haciendo imposible dar pedales.
Así pues a Transcastro no le quedó mas remedio que "abortar" y descender todo lo subido y regresar hasta Navaluenga de la mejor manera posible dadas las circunstancias de su bici ya que no podía pedalear.
El resto del grupo esperaban unas curvas más arriba, donde ya desaparecieron los árboles y donde el camino se ponía "mas chungo", ya que si hasta ahora tenía bastante piedra suelta pero de manera "aceptable", a partir de ahí el resto de la subida sería bastante técnica, con mucha piedra suelta.
Ya con nuestro objetivo a la vista, y disfrutando asimismo de las vistas desde las alturas (entre ellas Navaluenga, desde donde habíamos comenzado), afrontamos la última parte del ascenso permaneciendo cada uno sobre la bici lo que las piernas le aguantaran, aunque a falta de un kilómetro para coronar hay un tramo de unos 200 metros donde "to kiski" tuvimos que bajarnos de la bici debido a la gran cantidad de piedra suelta, (quizás alguno que sea un fenómeno lo subiría, pero no estaba entre nosotros).
Tras ese tramo malo de "empuja-bike", llegamos hasta una curva a izquierdas donde a pesar de la piedra suelta ya podíamos mantenernos encima de la bici (si quedaban fuerzas), y realizar los últimos metros hasta coronar el puerto, donde fuimos llegando con cuentagotas y nos fuimos reagrupando.
En la cumbre estuvimos un buen ratillo de relax mientras nos hacíamos unas fotos y disfrutábamos de las vistas tanto de la vertiente del Tiétar, como de la del Alberche antes de comenzar a descender.
¡¡Y qué decir del descenso.....!!. Si la subida fue difícil, el descenso........ y es que por el "traqueteo" por tanta piedra, hacía que los brazos y las manos se nos durmieran, llegando incluso a doler.
Tras unos primeros kilómetros de descenso más duro, después el tema "aflojaba" al no haber tanta piedra, realizando entre medias una paradita en una fuente que había en una de las curvas donde pudimos repostar un agua bien fresquita antes de continuar nuestro largo descenso hasta llegar de nuevo a la garganta del Cambronal.
Paramos unos minutos a relajar los brazos y de paso hacernos una fotito junto al arroyo antes de afrontar los últimos kilómetros de descenso de regreso a Navaluenga, con unos primeros metros por un sendero de bastante piedra bajando por la garganta en paralelo al arroyo, alternando entre trozos de pista y trozos de trialera hasta salir finalmente a una pista asfaltada por la que recorrimos los últimos metros hasta Navaluenga.
Y allí nos esperaba Transcastro, que había llegado sin problemas a excepción de algún tramo que tuvo que ir andando, así como el avituallamiento líquido y sólido habitual al final de nuestras rutas ideal para rematar la jornada y bien merecido después del rutón que nos habíamos marcado.
La ruta ha sido cortita, sólo 30 kilómetros, pero de una intensidad........no solo por la subida, en la que en 15 kilómetros hemos ascendido 1.200 metros (unos 80 metros en cada kilómetro), sino por la bajada, con mucha piedra y batante técnica, que dejaba los brazos........
Dejando a un lado la dureza, la ruta ha sido muy bonita, consiguiendo con ella coronar nuestro objetivo, "el puerto de Navaluenga", y completar asimismo el "Póker de Iruelas".
Una verdadera lástima la avería de Transcastro, que le ha impedido realizar toda la ruta junto a el resto ya que durante el ascenso había demostrado estar "a tope".  ¡¡Que putada!!
Y de esta manera hemos disfrutado de una inmejorable jornada de bici, campo, risas y buen rollo del Club MTB Villa del Prado donde además..............¡¡¡¡OBJETIVO CONSEGUIDO!!!!.


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