Hoy estaba previsto una nueva rutilla mensual, habiendo
elegido esta vez la zona de la localidad abulense de La Adrada, con la
intención de realizar la ruta que en Noviembre del año pasado tuvimos que "abortar"
a la mitad debido al nevadón que nos cayó y por el que no terminamos con
"amputaciones" de milagro.
A las ocho de la mañana nos hemos dado cita en la
estación de autobuses Eltiolavara, Horacio, Transcastro, Jose "el
Mara", Noesperoanadie y Rafa, partiendo unos minutos después camino de La
Adrada mientas podíamos comprobar que en esta ocasión la meteorología no iba a
ser un problema.
Minutos antes de las nueve llegamos a La Adrada y tras
los preparativos oportunos comenzamos nuestra rutilla saliendo del pueblo rodando
unos primeros metros por una pequeña carretera hasta desviarnos a la izquierda
y tras pasar un arroyo continuar ascendiendo por un bonito camino entre los
pinos y los robles por la ladera de "El Cerillón", que nos llevó
hasta una carretera vieja que discurría por la ladera del monte con dirección
hacia Piedralaves.
Nos incorporamos a la carretera durante unos metros
para más adelante tomar un desvío a la derecha y continuar ascendiendo en un
entorno maravilloso de castaños y robles hasta llegar al collado de los
Hornillos, donde hicimos "la parada barrita" de la jornada una vez
hecha la ascensión.
Tras reponer fuerzas continuamos la ruta, y unos
metros más adelante, al cruzar un arroyo Jose se fue al suelo, recibiendo una
buena "corná" de su bici en la zona del sobaco, que le dejó bien
marcado aunque estuvo un buen rato dolorido.
Proseguimos la ruta y más adelante nos esperaba otro
imprevisto en forma de montería, que nos hizo temer que tendríamos que abortar
la ruta y darnos la vuelta, aunque por suerte el primer cazador que nos
encontramos nos dijo que quedaban aún unos minutos para que soltaran los perros
y empezaran los tiros, con lo que decidimos no perder más tiempo y apresurar la
marcha para atravesar toda la zona de montería, rodando a buen ritmo por el
camino mientras los cazadores se nos quedaban mirando.
Por fin atravesamos "la zona conflictiva" y
continuamos bajando por una pista hasta llegar a la parte más bonita de la
jornada, con la bajada por un sendero que discurre por la ladera del Cirbunal, disfrutando
entre los castaños, los robles y los pinos hasta salir a una pista forestal en
la que con las piernas "frías" después del descenso nos tocó volver a
subir, recorriendo la garganta de Santa María hasta enlazar con la pista que
transcurre por la ladera del Monte Covachones hasta llegar a un mirador desde
donde hay unas buenas vistas del valle del Tiétar.
Tras unos minutillos de relax, a continuación tocaba
de nuevo otro descenso por sendero, aunque esta vez nos llevamos la "desagradable"
sorpresa de que lo que era un bonito sendero hace tres años, ahora estaba lleno
de grietas producidas por el agua, lo que hizo que una parte tuviéramos que
hacerlo a pie.
El sendero nos llevó hasta una pista que tomamos para
continuar descendiendo hasta La Adrada y terminar la ruta sin mas
complicaciones que un pinchazo de Horacio en su rueda trasera en la última
parte, que le hizo llegar con la rueda "en el suelo".
Aunque no han sido muchos kilómetros, unos 36, la ruta
se nos ha hecho durilla, en especial el segundo tramo de subida, que además
estaba húmedo y hacía que las ruedas se pegaran bastante.
Respecto al entorno, de diez, una maravilla rodar
entre los robles, pinos y castaños, con todos los arroyos llevando gran caudal
y unas vistas espectaculares de la sierra de Gredos.
Y para terminar, como siempre, en los coches nos
esperaba el avituallamiento líquido y sólido que nos supo a gloria después del
esfuerzo.
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