Jornada lluviosa (al menos en
principio) para este domingo, lo que ha hecho que únicamente nos diéramos cita
en la plaza a la hora de siempre los dos "frikis" del Club,
Eltiolavara y Rafa, así que tras unos minutos de cortesía sabiendo que no se
iba a presentar nadie mas, enfundados en el chubasquero comenzamos la ruta de
hoy.
Salimos del pueblo por el camino
de los valles, bajando después hasta el arroyo de los Arrofresnos para tras
unos metros de subida enlazar con el camino del Majanal y tomarlo en sentido
ascendente con dirección hacia El Encinar, haciendo un poco de exploración por
un sendero hasta salir a la barrera de siempre, donde nos encontramos que
habían puesto una puerta.
Pasamos la puerta y atravesando
la urbanización llegamos a la primera entrada y salimos a la carretera M-507,
por la que rodamos durante algo más de dos kilómetros hasta llegar a la Cañada
de Talavera. Tras unos metros de subida, nos desviamos a la derecha abandonando
la Cañada para investigar un camino por el que nunca habíamos rodado,
llevándonos una grata sorpresa mientras disfrutábamos del ascenso entre los
pinos y que nos llevó a salir a la Cañada junto a la pista asfaltada.
Bajamos por la cañada la cuesta
asfaltada y nos desviamos a la derecha para tomar el camino de San Martín a
Villa del Prado, pero en vez de regresar al pueblo continuamos la marcha para
enlazar con el camino de Villa del Prado a Pelayos, echándole "un par de
eggs" para bajar por un cortafuegos.
Tras la bajada, cruzamos el
camino de Pelayos y tras pasar por una barrera nos dirigimos hacia el cerro de
los Lobos, para bajar después por otro empinado cortafuegos por el que salimos
al paso canadiense del "Cuartel del Norte", donde nos incorporamos al
camino de Pelayos para comenzar la bajada hacia Villa del Prado.
Antes de llegar al pueblo, nos
desviamos a la derecha para investigar un "sendero conejero" que
Eltiolavara había descubierto días atrás dando un paseo, y por el que rodando entre
los tomillos salimos a una de las últimas curvas del camino de Pelayos, poco
antes de llegar al pueblo.
Nos incorporamos al camino, y
llegamos al pueblo sanos y salvos a eso de las doce después de hacernos una
ruta cortita (unos 25 kilómetros), aunque con unas buenas bajadas y subidas y
con algunos tramos de terrenos bastante pesadillos y con unos nuevos caminos y
senderos apuntados en nuestro "libro de rutas futuras".
A pesar de que empezamos la
mañana lloviendo, sólo fue un poco al principio, ya que poco a poco fue
clareando y quedándose una mañana de lujo para la bici, de la que únicamente
disfrutamos dos, el resto........... en su casa como es normal.
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