Aunque para la jornada de hoy
teníamos previsto realizar nuestra rutilla mensual visitando en esta ocasión el
castañar de El Tiemblo, teniendo en cuenta las previsiones meteorológicas (que
daban “chuzos” al igual que el sábado), decidimos posponer la ruta para una mejor
ocasión, quedando en salir como cualquier domingo desde la Plaza Mayor a las 9
horas.
Y para ello nos dimos cita
únicamente cuatro valientes, Eltiolavara, Transcastro, Horacio y Rafa, que
“enfundados” en el chubasquero estábamos listos para lo que viniera.
Aunque minutos antes de las nueve
había estado “cayendo con ganas”, como si la climatología no quisiera “ser
mala” con nosotros poco a poco la lluvia fue disminuyendo hasta que cuando
echamos a rodar a eso de las nueve y diez apenas caían unas gotas.
Y en esas pusimos rumbo sur para
abandonar Villa del Prado por el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox,
por el que llegamos hasta la pista asfaltada que enlaza la carretera M-507 con
la ermita de La Poveda, donde giramos a la izquierda para tomar durante unos
metros la misma y a continuación desviarnos a la derecha para llegar hasta la
carretera M-507.
Cruzamos la carretera para
incorporarnos al camino del Molino de Rodeles, donde ya empezaba a haber buenos
charcos producidos por las lluvias del sábado, y por el que transitamos hasta
enlazar con el camino-sendero que transcurre por detrás del Safari Park, y por
el que desembocamos en la carretera de Picadas.
Nos incorporamos a la carretera
para a buen ritmo realizar el ascenso con posterior descenso hasta el muro del
embalse, donde nos sorprendimos al ver cómo el embalse estaba unos cuantos
metros por debajo de su nivel habitual, recorriendo a continuación todo el
bonito entorno de la vía verde de Picadas esquivando gran cantidad de charcos
hasta llegar junto a la depuradora de Pelayos, donde al haber bajado el nivel
el embalse quedaba al descubierto una gran playa a la que nos acercamos para
hacernos una fotito.
Volvimos sobre nuestros pasos y
dejando la depuradora a nuestra derecha comenzamos a ascender por la Cañada de
Talavera durante aproximadamente un kilómetro y medio para abandonar la pista
asfaltada y tomar un cortafuegos por el que bajamos hasta el arroyo de Las
Labores, cruzando el mismo para mediante un sendero enlazar con el Camino de
Valdeyeros.
Y transitando por el Camino de
Valdeyeros alguno se le ocurrió “mentar” las subida por “Las Zetas”, con lo que
a eso le siguió el típico…..¡¡No hay huevos!!, con el resultado de que….¡¡¡Allá
vamos!!!.
Así que giramos a la izquierda en
una de las calles sin asfaltar para llegar hasta el comienzo del las famosas
“Zetas de Pelayos” en la ladera del cerro de las Mucas, que normalmente todo el
mundo disfruta de bajada y que supone una subida técnica y bastante exigente
aunque ciclable prácticamente al 100%.
Con Rafa en cabeza seguido de
Transcastro, Eltiolavara y Horacio, realizamos la exigente subida adelantados
por unas motos hasta coronar el cerro de las Mucas, donde hicimos una merecida
“parada-barrita” para reponer fuerzas además de contemplar lo bien que al campo
le han sentado las lluvias caídas últimamente.
Tras los minutos de relax
reanudamos la marcha realizando un rápido descenso por cortafuegos hasta
enlazar con el camino de Valdenoches, al que nos incorporamos para continuar
bajando hasta la Cañada de Talavera, que tomamos a nuestra derecha para un poco
más adelante desviarnos a la izquierda para ascender por un camino entre los
pinos y bordear el Cerro Rojo hasta enlazar con el antiguo camino de Pelayos de
la Presa a Villa del Prado.
A continuación bajamos unos
metros por el camino de Pelayos para en una curva pasar junto a una barrera
para tomar un bonito camino que transcurre por la ladera del cerro de Los
Lobos, saliendo a un cortafuegos por el que tras una vertiginosa bajada y unos
metros de subida enlazamos de nuevo con el camino de Pelayos.
Nos incorporamos al camino para
regresar al pueblo disfrutando de la bajada por la humedad del terreno hasta
desviarnos a la derecha para continuar bajando por el divertido senderito que
nos condujo hasta el depósito del agua de Villa del Prado, desde donde sólo nos
restaba un último tramo de descenso entre los tomillos para enlazar de nuevo con
el camino de Pelayos a Villa del Prado y recorrer los últimos metros de la
ruta.
Aunque al inicio de la mañana,
“la cosa” tenía muy mala pinta, al final hemos disfrutado de una mañana
estupenda, ideal para disfrutar de la bici sobre todo en las bajadas, en las
que podíamos dar “rienda suelta” a las burras ya que a la hora de frenar las
ruedas agarraban estupendamente.
Nos han salido una bonita ruta de
unos 33 kilómetros en los que la lluvia no ha hecho acto de presencia aunque no
sabemos que climatología nos hubiera acompañado en la zona de Casillas-El
Tiemblo si no hubiéramos aplazado la ruta……
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