martes, 25 de octubre de 2016

Domingo 23 de octubre de 2016 (Sacando el chubasquero del cajón)



Aunque para la jornada de hoy teníamos previsto realizar nuestra rutilla mensual visitando en esta ocasión el castañar de El Tiemblo, teniendo en cuenta las previsiones meteorológicas (que daban “chuzos” al igual que el sábado), decidimos posponer la ruta para una mejor ocasión, quedando en salir como cualquier domingo desde la Plaza Mayor a las 9 horas.
Y para ello nos dimos cita únicamente cuatro valientes, Eltiolavara, Transcastro, Horacio y Rafa, que “enfundados” en el chubasquero estábamos listos para lo que viniera.
Aunque minutos antes de las nueve había estado “cayendo con ganas”, como si la climatología no quisiera “ser mala” con nosotros poco a poco la lluvia fue disminuyendo hasta que cuando echamos a rodar a eso de las nueve y diez apenas caían unas gotas.
Y en esas pusimos rumbo sur para abandonar Villa del Prado por el antiguo trazado del ferrocarril Madrid-Almorox, por el que llegamos hasta la pista asfaltada que enlaza la carretera M-507 con la ermita de La Poveda, donde giramos a la izquierda para tomar durante unos metros la misma y a continuación desviarnos a la derecha para llegar hasta la carretera M-507.
Cruzamos la carretera para incorporarnos al camino del Molino de Rodeles, donde ya empezaba a haber buenos charcos producidos por las lluvias del sábado, y por el que transitamos hasta enlazar con el camino-sendero que transcurre por detrás del Safari Park, y por el que desembocamos en la carretera de Picadas.
Nos incorporamos a la carretera para a buen ritmo realizar el ascenso con posterior descenso hasta el muro del embalse, donde nos sorprendimos al ver cómo el embalse estaba unos cuantos metros por debajo de su nivel habitual, recorriendo a continuación todo el bonito entorno de la vía verde de Picadas esquivando gran cantidad de charcos hasta llegar junto a la depuradora de Pelayos, donde al haber bajado el nivel el embalse quedaba al descubierto una gran playa a la que nos acercamos para hacernos una fotito.
Volvimos sobre nuestros pasos y dejando la depuradora a nuestra derecha comenzamos a ascender por la Cañada de Talavera durante aproximadamente un kilómetro y medio para abandonar la pista asfaltada y tomar un cortafuegos por el que bajamos hasta el arroyo de Las Labores, cruzando el mismo para mediante un sendero enlazar con el Camino de Valdeyeros.
Y transitando por el Camino de Valdeyeros alguno se le ocurrió “mentar” las subida por “Las Zetas”, con lo que a eso le siguió el típico…..¡¡No hay huevos!!, con el resultado de que….¡¡¡Allá vamos!!!.
Así que giramos a la izquierda en una de las calles sin asfaltar para llegar hasta el comienzo del las famosas “Zetas de Pelayos” en la ladera del cerro de las Mucas, que normalmente todo el mundo disfruta de bajada y que supone una subida técnica y bastante exigente aunque ciclable prácticamente al 100%.
Con Rafa en cabeza seguido de Transcastro, Eltiolavara y Horacio, realizamos la exigente subida adelantados por unas motos hasta coronar el cerro de las Mucas, donde hicimos una merecida “parada-barrita” para reponer fuerzas además de contemplar lo bien que al campo le han sentado las lluvias caídas últimamente.
Tras los minutos de relax reanudamos la marcha realizando un rápido descenso por cortafuegos hasta enlazar con el camino de Valdenoches, al que nos incorporamos para continuar bajando hasta la Cañada de Talavera, que tomamos a nuestra derecha para un poco más adelante desviarnos a la izquierda para ascender por un camino entre los pinos y bordear el Cerro Rojo hasta enlazar con el antiguo camino de Pelayos de la Presa a Villa del Prado.
A continuación bajamos unos metros por el camino de Pelayos para en una curva pasar junto a una barrera para tomar un bonito camino que transcurre por la ladera del cerro de Los Lobos, saliendo a un cortafuegos por el que tras una vertiginosa bajada y unos metros de subida enlazamos de nuevo con el camino de Pelayos.
Nos incorporamos al camino para regresar al pueblo disfrutando de la bajada por la humedad del terreno hasta desviarnos a la derecha para continuar bajando por el divertido senderito que nos condujo hasta el depósito del agua de Villa del Prado, desde donde sólo nos restaba un último tramo de descenso entre los tomillos para enlazar de nuevo con el camino de Pelayos a Villa del Prado y recorrer los últimos metros de la ruta.
Aunque al inicio de la mañana, “la cosa” tenía muy mala pinta, al final hemos disfrutado de una mañana estupenda, ideal para disfrutar de la bici sobre todo en las bajadas, en las que podíamos dar “rienda suelta” a las burras ya que a la hora de frenar las ruedas agarraban estupendamente.
Nos han salido una bonita ruta de unos 33 kilómetros en los que la lluvia no ha hecho acto de presencia aunque no sabemos que climatología nos hubiera acompañado en la zona de Casillas-El Tiemblo si no hubiéramos aplazado la ruta……


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