lunes, 18 de noviembre de 2013

Domingo 17 de noviembre de 2013 (Sobreviviendo al temporal)



Para la jornada de hoy tocaba una rutilla mensual, esta vez por la zona de la localidad abulense de La Adrada, y como presagio de lo que iba a ser el día, la mañana comenzó con el pinchazo de una rueda del camión de Transcastro, donde iban a ir las bicis.
Con unos minutos de retraso sobre la hora prevista de salida por el cambio de la rueda, partimos camino de La Adrada mientas caía alguna gotilla que otra y sabiendo que la previsión meteorológica no era muy buena precisamente. Sin parar de lloviznear en todo el camino llegamos a La Adrada y tras los preparativos oportunos comenzamos nuestra rutilla sin imaginarnos lo que nos esperaba.
Salimos de la Adrada rodando unos primeros metros por carretera hasta desviarnos a la izquierda y continuar ascendiendo por un bonito camino entre los pinos y los robles que nos llevó hasta una carretera vieja que discurría por la ladera del monte con dirección hacia Piedralaves. Abandonamos después la carretera y continuamos nuestra ascensión por camino mientras veíamos como la lluvia se convertía en agua-nieve y después en nieve conforme ganábamos altitud.
Llegó un momento en que con la nevada que caía la cosa se empezó a "poner seria", ya que el camino tenía una cuarta de nieve y costaba mantenerse sobre la bici, eso unido a que además ya teníamos todos los guantes empapados con la lluvia que nos había acompañado desde abajo.
Aunque había algunas propuestas de retroceder sobre nuestros pasos antes de que la cosa fuera a peor, continuamos con la ruta prevista con la intención de que en cuanto fuera posible abortar la ruta y bajar hacia La Adrada.
Tras continuar con el ascenso bajo la nevada y la ventisca, comenzamos el peligroso descenso sobre la nieve virgen, con la suerte de que un todoterreno que pasó nos dejó las rodadas marcadas, por las que poder rodar con cuidado y sin salirse, porque era muy difícil de controlar la bici.
Conforme fuimos bajando, de nuevo la nieve se convirtió en lluvia, que unida al frío y a la velocidad de la bajada, hizo que apenas sintiéramos las manos, con un dolor increíble en los dedos y una "tiritera" de impresión.
Con las indicaciones de una persona que iba en coche, conseguimos salir a una vieja carretera abandonada y en muy mal estado por la que bajar hasta La Adrada, haciendo algunas paradas para poder recuperar la sensibilidad en las manos, ya que "a duras penas" podíamos frenar o sujetar el manillar de la bici. ¡¡¡¡¡Como sería la cosa y como nos verían que casi en La Adrada una pareja de señores mayores paró el coche para que Transcastro y Rafa se calentaran las manos en la calefacción!!!!!.
Tras muchas penurias conseguimos llegar hasta los coches, donde los previsores que teníamos ropa seca para cambiarnos pudimos quitarnos toda la ropa mojada, secarnos y calentarnos las manos con las mantas de cubrir las bicis.
Después haberlas pasado canutas, nos volvimos para el pueblo con el único pensamiento de una ducha calentita y sin abrir siquiera la nevera de las bebidas que llevábamos para tomar después de la ruta.
Hemos tenido que abortar la ruta, realizando únicamente unos 27 kilómetros. La zona era preciosa pero la climatología nos impidió disfrutarla. Volveremos a intentar hacer la ruta en primavera cuando haga mejor tiempo.
Así que lo que comenzó como "que bonita es la nieve", se jodió en el momento en que estábamos empapados, a bajo cero, congelados y tiritando, en una jornada de las que quedarán para contar por las penurias y lo jodido que lo pasamos.
La mañana no empezó bien con el pinchazo del camión, sería un indicativo de la que nos esperaba. Si es que como dice el dicho "Lo que mal empieza........".




No hay comentarios:

Publicar un comentario