Poco después de
las nueve salimos desde la Plaza Mayor los 4
mosqueteros, Escartin, Jose "Mara", Eltiolavara y
Paco "Albarcas" sin nada previsto pero con la idea de
volver pronto para echarnos unas cervecitas.
Iniciamos el
ascenso por el camino de Pelayos, inédito para Paco y
que solventa como un campeón, haciéndonos después la
fotito de recuerdo en el mirador con Villa del Prado al
fondo. Continuamos la marcha hasta descender a la senda
Valdenoches y dirigirnos hacia la antena para después de
la explanada coger el bonito sendero entre las jaras y
así después de depilarnos las piernas con ellas
continuar el periplo de frente tras cruzar el camino que
lleva hasta el puerto la granjilla.....
Ahí empieza el calvario del arroyo seco, (menos mal que no venia ni Senderitos ni Piri). Cada uno como puede (montado o resbalando) bajamos hasta que en el segundo tramo Paco decide "hacer el Superman" y maquillarse el brazo y la rodilla, pero "aguita a las heridas" y andando hasta Pelayos para lavar las heridas en la fuente del pueblo.
Para seguir de senderos cruzamos Pelayos con dirección a san Ramón y coger los senderos y descensos hasta el muro de la presa y disfrutar de las vistas del pantano rebosando agua donde hace 3 meses solo había tierra.
Después de pasar por el muro nos dirigimos a la vía de Picadas, donde Mara impone un ritmo infernal que aguantamos a rueda mientras Escartin se reserva para darnos la colleja correspondiente en la subida de la presa.
Ahí empieza el calvario del arroyo seco, (menos mal que no venia ni Senderitos ni Piri). Cada uno como puede (montado o resbalando) bajamos hasta que en el segundo tramo Paco decide "hacer el Superman" y maquillarse el brazo y la rodilla, pero "aguita a las heridas" y andando hasta Pelayos para lavar las heridas en la fuente del pueblo.
Para seguir de senderos cruzamos Pelayos con dirección a san Ramón y coger los senderos y descensos hasta el muro de la presa y disfrutar de las vistas del pantano rebosando agua donde hace 3 meses solo había tierra.
Después de pasar por el muro nos dirigimos a la vía de Picadas, donde Mara impone un ritmo infernal que aguantamos a rueda mientras Escartin se reserva para darnos la colleja correspondiente en la subida de la presa.
Pasando por
detrás del Safari para saludar a los monos, regresamos
después a Villa del Prado enlazando con la vía del
ferrocarril, y como somos unos golosotes ha caído una
cervecita en la plaza que nos ha sabido a gloria después
de una rutilla de unos 36 kilómetros en un día fabuloso
y en estupenda compañía.
El próximo domingo, más.
El próximo domingo, más.
Lo bonito del mtb es la cantidad de variables que hay nunca un camino es igual aunque pases cien veces por el.
ResponderEliminarEltiolavara
Que filosófico te has vuelto!!!!, jajaja
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